En la sede del sindicato docente de Ademys se realizó la presentación del libro "Sobre el marxismo" de Nahuel Moreno de Editorial Cehus, a cargo de Mercedes Petit y Reynaldo Saccone, investigadores y reconstructores de este texto. Coordinó Mariana Scayola, secretaria general de Ademys.
Eduardo Grüner, destacado intelectual, sociólogo y ex vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales UBA -Fue militante del partido PRT-La Verdad y luego el PST, que conducía el propio Nahuel Moreno, entre fines de la década del 60 y principios de la del 70-, envió un saludo y consideró a la publicación como "un verdadero acontecimiento político-cultural".
Eduardo Grüner
“En ese contexto, estoy seguro, este libro provocará (o, con toda seguridad, debería provocar) todo un alud de discusiones, debates, replanteos y generación de renovados interrogantes sobre el lugar que ocupa el marxismo en la cultura y la política contemporáneas”, señaló Grüner.
La importancia de este texto se relaciona con la vigencia de las elaboraciones de Moreno, como uno de los principales dirigentes de la Cuarta Internacional sin Trotsky, y con sus elaboraciones teóricas, siempre orientadas hacia la intervención en la lucha de clases.
En “Sobre el marxismo” encontrarás respuestas a “¿Qué es el marxismo?”, debates sobre las “Tesis sobre Feuerbach: estudio y discusión frase a frase”, y estudios acerca de “Marx y su concepto de alienación” y “El materialismo histórico”.
Te invitamos a leer “Sobre el marxismo” de Nahuel Moreno. Para más información y adquisición podés escribir al whatsapp +54 9 11 6258-8523 o contactate con quien te acerca nuestro periódico, El Socialista.
Mercedes Petit - Reynaldo Saccone
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Texto completo del saludo de Eduardo Grüner:
Estimadas compañeras y compañeros:
Lamento mucho que, por cuestiones personales, no he podido estar físicamente presente en este acto. Sin embargo, no quería dejar de saludar con la mayor emoción la presentación del libro de Nahuel Moreno, cuya publicación considero un verdadero acontecimiento político-cultural. Y cuando digo “acontecimiento” y digo “emoción”, no me estoy dejando llevar por palabras fáciles u ocasionales, sino que le doy a esos términos todo su alcance.
Se trata, en efecto, de un acontecimiento. El rescate de estos escritos y clases del “compañero Hugo” (como lo llamábamos en los viejos tiempos), rescate hecho posible gracias a lo que imagino un trabajo ciclópeo de la compañera Mercedes Petit y el compañero Reynaldo Saccone, supone contar con la posibilidad de una intervención decisiva en un momento histórico de crisis radical del Capital a nivel mundial y por supuesto nacional. En ese contexto, estoy seguro, este libro provocará (o, con toda seguridad, debería provocar) todo un alud de discusiones, debates, replanteos y generación de renovados interrogantes sobre el lugar que ocupa el marxismo en la cultura y la política contemporáneas. Porque, en efecto, en una época en que las variopintas formas de la ideología dominante pretenden hacernos creer que el marxismo es una pieza arqueológica, o una ensoñación utópica superada, o en el mejor de los casos una interesante teoría del siglo XIX, digna de entrar en la bibliografía de alguna materia universitaria de historia de las ideas, pero que ya no tiene pertinencia alguna en el reino de la política “real”, el libro de Nahuel Moreno viene a inquietarnos nuevamente con la enorme vigencia de algo que –como lo explica el propio autor- no es una mera “concepción del mundo” (según la célebre expresión de Henri Lefebvre), que podría ser refutada o darse por agotada o por anacrónica. Muy por el contrario, el marxismo es para Moreno -como es, humildemente, para mí- un movimiento permanente de producción material de conocimiento y transformación de la realidad. Es decir, una praxis en permanente estado de apertura, de renovación y complejización, puesto que no es una filosofía construida en el aire, o en la pura cabeza de un filósofo, sino entretejida íntimamente con los metabolismos a veces sangrientos de la historia y la lucha de clases.
El marxismo, pues, viene a recordarnos este libro, sigue vigente no porque sea un recetario de ideas perfectas y acabadas, o de certezas irrefutables, sino porque las condiciones de su emergencia histórica no solo siguen siendo las nuestras, sino que lo son más que nunca, ya que sus transformaciones en las últimas décadas –incluyendo a la crisis que mencionábamos hace un momento- hacen que por primera vez en la historia tengamos que presenciar la posibilidad de que el Capital mundializado arrastre a la humanidad entera a un apocalipsis terminal. Esto es algo que Marx y Engels, o incluso Lenin y Trotski, no podían prever en su propia época. Es bueno entonces que un libro como este que estamos presentando remueva el avispero y nos empuje a seguir interrogando a ese marxismo que, hasta nuevo aviso, es la forma de pensamiento crítico, y de praxis, que más consistente y radicalmente ha profundizado en el análisis de las razones por las cuales el capitalismo no se limita a ser una sociedad probadamente injusta, sino que es una auténtica catástrofe civilizatoria que conduce a la más abyecta barbarie.
Lo cual, por otra parte, debería dar por definitivamente liquidadas esas argumentaciones absurdas (cuando no interesadas desde la peor de las ideologías) que hablan del “fracaso” del marxismo identificándolo con el igualmente “fracaso” de las revoluciones que se han hecho en su nombre a lo largo del siglo XX. Por supuesto que es una tarea irrenunciable de los marxistas revisar esas experiencias, meter lo más hondamente posible el escalpelo crítico en las razones de su denominado “fracaso” (o derrota, o agotamiento, o incluso traición, como lo dijo claramente Trotski respecto del estalinismo). Pero, justamente, solo ese marxismo abierto y crítico a que nos convoca Nahuel Moreno puede llevar adelante esa tarea, porque hacerla “desde afuera” suele tener la peor de las intenciones, y aún en el mejor de los casos, es el testimonio de una renuncia antes de tiempo. Renuncia, por ejemplo, de quienes se han refugiado en las tibiezas de alguna forma de socialdemocracia, de progresismo o de populismo, para seguir soñando con ser pensadores críticos, pero eso sí, retrocediendo tímidamente ante las fronteras últimas del Capital. Algunos de ellos gustan de llamarse post-marxistas, un divertido síntoma que bien puede inscribirse en la lógica tanguera de “la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”, pues de otra manera, si son tan críticos del marxismo, ¿para qué conservar ese nombre? Y ello sin advertir, claro está, que por las razones que venimos invocando, decir post-marxismo equivale a decir pre-marxismo, cuando no anti-marxismo.
Y bien, en este libro se encontrarán multitudes de ideas para discutir estas cuestiones y muchas otras. No es poca cosa, en nuestros tiempos de dramática decadencia política e intelectual. No importan mucho los grados de acuerdo o de diferencia que se puedan tener con esta o aquella tesis que el libro expone: no existe ningún “marxómetro” que nos permita medir milimétricamente esas gradaciones. Lo que sí importa es que se lancen otra vez al ruedo los problemas que, como decíamos, siguen siendo acuciantes para todo marxista que se precie. Y además, no por parte de cualquiera, sino de alguien que tuvo un papel pionero en la introducción de esos temas en la teoría y en la praxis del marxismo, y particularmente del trotskismo, en la historia argentina. Alguien quizá se extrañará de que se nos vuelva a proponer una definición del marxismo, o un análisis detallado hasta la obsesión de las Tesis sobre Feuerbach, o una interrogación sobre el concepto de alienación, o sobre la diferencia entre materialismo histórico y materialismo dialéctico. Pero, cómo: ¿Todo eso no estaba ya “resuelto”? Pues no, de ninguna manera. Porque, insistamos, el marxismo es un organismo vivo, en permanente transformación y crecimiento, que requiere ser alimentado con siempre renovados componentes nutritivos. Si hubiera un mensaje que pudiera desprenderse del libro de Nahuel Moreno, sería ese.
Me falta tan solo justificar una palabra que usé al principio, la palabra emoción. Quizá sea una cuestión puramente personal, pero no quisiera rehuirla. Durante algunos años, entre fines de la década del 60 y principios de la del 70, yo milité en las filas del partido que el compañero Hugo estaba construyendo, por entonces llamado PRT La Verdad, y tuve la fortuna de asistir a algunos de los cursos que este libro recupera. Fue para mí una experiencia absolutamente decisiva, que dejó sus marcas hasta el día de hoy. Cualquier militancia, pero sobre todo la juvenil, es un inigualable aprendizaje de teoría y de política, pero es sobre todo un aprendizaje de vida, que –salvo para algunos tránsfugas como los que mencionábamos hace un rato- ya no tiene vuelta atrás. Entonces, es atendiendo a esa emoción que les agradezco infinitamente que me hayan permitido hacer esta pequeña intervención.
Les envío un fuerte y fraternal abrazo, Eduardo Grüner