Hoy no nos olvidamos de los miles de hombres, mujeres y criaturas que mueren en las calles de Siria e Irak, en ataques parecidos o bajo las bombas occidentales. Para nosotros no hay muertos de primera y de segunda: rechazamos la hipocresía de los gobiernos de Europa, que sólo se horrorizan cuando la sangre se vierte en París, Berlín, Londres, Niza o Barcelona.
Es falsa la disyuntiva que nos plantean Rajoy o Puigdemont: la “democracia” contra el “terrorismo”, la “libertad” contra la “barbarie”. Y es lamentable que Colau –y parece que Podemos a tenor del comunicado de la Mesa y la Junta de Portavoces del Congreso- se sumen a su llamamiento a la “unidad”. ¿De qué democracia hablan? ¿De la que nos llevó a la guerra de Irak? ¿La que apoya al estado genocida de Israel? ¿La que con el rey en persona firma millonarios contratos de armas con la sangrienta monarquía de Arabia Saudita? ¿La que considera al criminal Al-Assad, un mal menor para Siria? ¿La que militariza las fronteras europeas y condena a la muerte en el mar a miles de personas? ¿La que recorta derechos y libertades y criminaliza las luchas en nuestro país? ¿La que condena a la clandestinidad y la sobreexplotación a miles de trabajadores y trabajadoras sin papeles? Todas estas políticas de las “democracias” europeas al servicio de las multinacionales, son parte del problema, y no parte de la solución. No podemos esperar que tanta violencia, tan cerca, no nos salpique. Son estas políticas las que alimentan la espiral en que crece el fanatismo y grupos como Daeix que –no debemos olvidarlo- se han hecho fuertes en Siria e Irak sofocando en sangre la lucha por la libertad de sus pueblos.
Por eso no nos creemos las lágrimas de cocodrilo de los gobiernos que son responsables también de esta violencia. Y no nos pondremos detrás de sus pancartas, que sólo utilizarán para sembrar más sangre y más miedo. Ya pasó después de los atentados de París, con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu encabezando la manifestación al lado de los jefes del imperialismo, la declaración del estado de emergencia y los bombardeos franceses al día siguiente sobre Siria. No será en nuestro nombre, que se validen y profundicen estas políticas una vez más. No será utilizando los muertos inocentes de hoy en Barcelona que se legitimaran los bombardeos indiscriminados del imperialismo sobre Raqqa o Mossul. Como gritamos después de los atentados de Atocha, las bombas en Bagdad estallan en Madrid.
Tampoco en nombre de nuestra seguridad aceptaremos la militarización de nuestras vidas, como presagia la convocatoria del Pacto Antiterrorista anunciado ayer por Rajoy. Como tampoco que se cierren las fronteras a la gente que huye de la guerra –y de un terror mayor al vivido ayer aquí- o de la miseria. Ni tampoco, que se ponga en el punto de mira a los migrantes o a los musulmanes.
Pero igual que no nos encontraran tras las banderas del Estado encabezado por la Monarquía, saldremos a la calle a acompañar las familias de las víctimas y a gritar muy fuerte todo esto: ¡los muertos son nuestros, del pueblo, y no de la política de la violencia contra los pueblos de aquí y de todo el mundo!
Lucha Internacionalista, sección de la Unidad Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) en el estado español
Adhiere Izquierda Socialista, sección en Argentina
Barcelona, 18 de agosto de 2017