Libia: Milicias combaten en Trípoli y huelgas paralizan exportación petrolera
Desde el derrocamiento de Kadafi por las milicias populares en agosto de 2011, no se ha podido estabilizar el nuevo régimen burgués proimperialista que lo sucedió. Las milicias populares no se han desarmado, pese a los esfuerzos del gobierno. En septiembre del año pasado una de esas milicias mató al embajador yanqui en Trípoli.
Por otro lado, en el este, el otro extremo del país, la producción petrolera y gasífera (la única exportación y sostén de la economía nacional) está parcialmente paralizada por milicias, tribus tuareg y trabajadores que exigen mejores salarios, que han ocupado los puertos petroleros y los campos productivos. Los sectores de izquierda, castristas y chavistas que trataron de justificar su anterior apoyo a la dictadura de Kadafi diciendo que ahora el país está “ocupado por la OTAN”, deberían explicar ahora qué ocurre. Para nosotros lo que pasa es que el derrocamiento de Kadafi fue un triunfo popular, y que la revolución no ha terminado, que sólo derrocando al gobierno proimperialista e imponiendo un gobierno de las milicias y organizaciones populares puede independizar al país del imperialismo y recuperar su riqueza petrolera (en manos de transnacionales desde tiempos de Kadafi) para solucionar los problemas del pueblo.
Grecia: “El que sobra es Samarás”
Los griegos recibieron una comisión de la odiada Troika (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) con la quinta huelga general del año y manifestaciones de repudio. La huelga se opone a un nuevo plan de despidos de trabajadores estatales. Una de las consignas populares fue “ningún funcionario sobra, el que sobra es Samarás” (el presidente de gobierno).
Bangladesh: Textiles a la huelga
Decenas de miles de obreras y obreros textiles salieron a la calle y paralizaron 100 fábricas exigiendo aumento salarial. Ganan 35 dólares al mes. La Comisión de Salarios del gobierno aceptó aumentarles a 60 dólares mensuales. Los patrones se niegan a pagar, dicen que es “mucho”.