Los dirigentes dicen que la situación está muy complicada, que hay que ver qué pasa con la economía del país y por lo tanto, van a ir a escuchar qué les ofrecen.
En 2013, mientras los precios subieron más del 28%, el gobierno sólo autorizó el recupero de 23% en la paritaria docente, fijando un miserable básico de 3.416 pesos, lo que supuso una pérdida de más del 5% del salario. A eso le debemos sumar que ya era del 4%, antes del anuncio de la devaluación. Luego de ésta sólo los electrodomésticos subieron 30% y muchos alimentos 50%.
Un planteo sindical que mire “la mesa de los trabajadores”, sólo puede plantear que para recuperar lo perdido, y previendo la inflación del primer cuatrimestre, el piso de discusión no puede ser inferior a una recomposición salarial que establezca 8.500 pesos de salario inicial y 6.000 de básico, como proponemos desde el Consejo Directivo de Ademys. Y que esta recomposición debe ser reajustada cuatrimestralmente en base a la real inflación de los precios.
La razón de la postura de Maldonado-Yasky y demás sindicalistas paritarios que a nadie consultaron, es sencilla: todos ellos sostienen al gobierno nacional y más allá de lo que propongan luego en cada provincia en la puja con sus respectivos gobernadores, quieren colaborar con Cristina para fijar una pauta salarial que luego se le imponga al resto de los gremios. Pero el favor no es gratuito. En 2013, el gobierno nacional acordó con estos dirigentes su participación en un plan nacional de formación docente que les significará suculentos ingresos. Como centrales podrán participar de los millones de pesos que se piensan destinar a formación docente, en un discutible plan que no contempla concursos en la designación de docentes, quienes además estarán precarizados, ni la formación en servicio mediante la reformulación de la jornada laboral, tal como venimos reclamando algunos sindicatos como Ademys. Así, cada vez más, estamos en presencia de sindicatos que lejos de ser expresión de la afiliación voluntaria de trabajadores viven de los aportes que les brinda el propio gobierno al que sostienen.
Para este año tenemos el desafío de impulsar desde los sindicatos y seccionales combativos, como ATEN-Neuquén, ADOSAC-Santa Cruz, Ademys-CABA, SITECH-Chaco, el Movimiento Pedagógico de Misiones (MPL), AMSAFE-Rosario, los SUTEBAs La Plata, Matanza, Tigre, Bahía Blanca, Marcos Paz, Escobar, entre otros, la realización de asambleas por escuelas y distritos, plenarios de delegados y demás instancias que elaboren un pliego de reivindicaciones (incluyendo el aumento de presupuesto para infraestructura, el funcionamiento de las obras sociales, entre otros reclamos) y un plan de lucha para lograrlo. Además de la realización de un encuentro nacional de sindicatos y dirigentes docentes opositores para unificar los mandatos de las asambleas locales y coordinar esta pelea. Porque la lucha por el salario no es sólo de los docentes, es necesaria también una coordinación con el resto de sectores de trabajadores que se están organizando en la misma dirección.