Para el 2014 reiteró su rumbo: redujo estos fondos de 285 millones (2013) a 188 millones, incluso a pesar de la inflación. Este año pretendió un parche de emergencia con la instalación de 40 aulas modulares para conformar escuelas enteras o meterlas en patios de
escuelas preexistentes, aumentando el hacinamiento en espacios que no responden a las normas de seguridad que el mismo gobierno ha establecido para el plan Escuelas Seguras después de Cromañón: no son parte de diseños arquitectónicos escolares, sino módulos pegados. No tienen espacios comunes, patios cubiertos, ni están integrados a una red de hidrantes para incendios. Pretenden que sean soluciones definitivas, cuando normalmente se usan como salidas provisorias u obradores. Son más caras: un aula modular de 42 m2 cuesta 650.000 pesos, mientras que una de mampostería, $344.400 ($8.200 el m2 x 42 m2). No hay explicación para este despropósito si además se considera que el tiempo de construcción de un aula de mampostería, que posee mejor aislación acústica y resistencia al fuego, se estima en 40 días.
El 26 de febrero tuvo lugar la sesión especial que impulsamos desde el Bloque del FIT junto a otros legisladores donde propusimos el proyecto de ley para conformar una comisión auditora de la matrícula sin
vacante, la habilitación de espacios públicos para una solución provisoria inmediata y un plan de construcción de escuelas. El ministro Bullrich ha confirmado no sólo su vocación privatista, sino también su ineptitud. El reclamo de padres y docentes crece: ¡que se vaya!