“Patria o buitres”. Esa es la consigna que sectores kirchneristas buscan instalar en estos días. Comprendemos que quizás algunos sectores sientan cierta simpatía con ella. Claro, puede pensarse que es la disyuntiva entre usar nuestra riqueza internamente, para resolver los problemas de educación, salud, vivienda y trabajo, versus darle la plata a los chupasangres de la especulación financiera internacional.
Pero el gobierno de Cristina, una vez más, nos está mintiendo. Escuchemos con atención a la presidente: “queremos pagar y no nos dejan”, “seguiremos pagando aunque sea depositando a cuenta”, “no hay default, la Argentina ya pagó el vencimiento de junio a los bonistas, y seguirá pagando”.
¿Qué es lo que nos quieren vender? Que hay un grupo de acreedores internacionales “buenos”, que entraron a los canjes 2005 y 2010, y a ellos sí hay que pagarles puntualmente. Así como también fueron “buenos” el Club de París (con el que se arreglaron los pagos de 10.000 millones de dólares hace poco) y hasta Repsol (al que también se le abonó meses atrás). Los “malos” serían aquellos que no entraron en esos acuerdos y que hicieron juicio, ganaron en los tribunales yanquis, y ahora, al querer cobrar, ponen en riesgo todo el andamiaje de pagos de la deuda (ver en esta misma página “quién le dio aire al Juez Griesa”).
Este planteo es falso. Todos los supuestos acreedores son buitres. Los actuales tenedores de los bonos canjeados en 2005 y 2010 no son “inocentes jubilados italianos”, ni “maestros estadounidenses estafados”. Al igual que los fondos buitres “holdouts” (se llaman así a los que hicieron juicio ante Griesa), los otros también compraron los bonos de la deuda en default de 2001 por el 20% de su valor, o aún menos, e hicieron y siguen haciendo un fabuloso negocio, cobrando los vencimientos más los intereses y la “yapa” del cupón PBI (un regalito que se les hace cada vez que la Argentina crece más del 3,2% anual). Del Club de París, ni hablar: “préstamos” que vienen directo desde la mismísima dictadura, que ahora se pagan con un 100% de más por supuestos intereses punitorios. ¿Y Repsol? El que vació nuestras riquezas petroleras y se fugó todas las ganancias: ¿no es “buitre”?
¡Buitres son todos! Esta es la primera conclusión que tenemos que sacar, para responder a esa falsa “división” entre acreedores buenos y malos.
Pero hablemos ahora de los buitres que hicieron juicio y están exigiendo los pagos en estos días. El gobierno se la pasa explicando su carácter “carroñero”. Estamos de acuerdo. Pero, siguiendo la lógica del discurso de la presidente: ¿si hubieran entrado a los canjes ya dejaban de ser buitres? Pero eso no es lo peor. La presidente Cristina y su ministro Kicillof están diciendo que quieren pagar al 100% de los acreedores. ¡O sea que a los buitres también! Sólo están negociando “cómo pagarles después de diciembre de 2014”, para que no se les active la cláusula RUFO (ver nota en esta misma página).
En síntesis, toda la política del gobierno se resume en una sola línea: pagar, pagar y seguir pagando. Ahora, si fuera posible; y si no, a más tardar en enero de 2015. Resumamos: mientras todos estos años los Kirchner nos hablaban de desendeudamiento y de que “pagamos” para reducir la deuda y sostener el supuesto “modelo de crecimiento con inclusión social”, lo real, ahora reconocido hasta por la presidente en sus discursos, es que la deuda siguió creciendo cual bola de nieve. ¡A pesar de que Argentina pague la van a declarar en “default” y “parias” del sistema financiero internacional!
A estos callejones sin salida nos ha llevado este gobierno. Igual que los anteriores. Hace más de 30 años que vamos de crisis en crisis, mientras generaciones de trabajadores y el pueblo se empobrecen, por seguir la maldita línea de pagar y pagar, tirando nuestras riquezas al barril sin fondo de los usureros internacionales.
Por eso, compañero lector, cuando escuche, o lea en una pared, la consigna “patria o buitres”, sepa que le están mintiendo. Y que la única salida que nos permitirá terminar con nuestro sometimiento como país, es dejar ya mismo de pagar la ilegal, inmoral e impagable deuda externa.
Todos están por pagar
¿La oposición está dividida o unida? Sumándose a la confusión de estos días, todos dicen cosas distintas, “aportando diferentes soluciones” ante la crisis de la deuda, pero con una coincidencia fundamental: todos le buscan la vuelta acerca de cómo “pagar mejor”.
Mauricio Macri fue el primero en definirse: habría que cumplir con el fallo de Griesa, pagarle a los buitres primero, y después ver qué pasa. Massa salió con “todo lo que la Argentina pueda hacer para evitar el default lo tiene que hacer”. El problema es que se le dividió el equipo de economistas, con Lavagna (consciente del riesgo de la cláusula RUFO, ya que la había diseñado él, planteando no pagarle hasta enero de 2014 a los buitres y mientras tanto hacer lo imposible por seguir cumpliendo con el resto de los acreedores; y por otro lado Martín Redrado, con una postura más cercana a la de Macri, prefiriendo cumplir con los buitres ya. En el UNEN también hay planteos diversos: Cobos y Sanz se inclinan por acatar el fallo y pagar, Elisa Carrió propone depositar una garantía y “seguir negociando” como abonar el resto, Hermes Binner critica la “improvisación” que nos impide pagar ordenadamente. Hasta Pino Solanas, propone una investigación sobre la deuda… para continuar pagando.
En este embrollo, una sola coincidencia, la misma que tienen con el oficialismo: seguir pagando.
J.C.
¿Quién le dio aire al juez Griesa?
¡Los Kirchner!
“Embargador serial”, “representante de la derecha conservadora yanqui”, “funcional a los buitres”. Estos y otros epítetos del gobierno hemos escuchado sobre el juez Griesa. Compartimos los calificativos. Pero cabría preguntarse: ¿por qué terminamos sometidos a los fallos de la justicia yanqui? La respuesta es simple: porque así lo pactó Néstor Kirchner.
El gobierno kirchnerista, cuando asumió, en vez de apoyarse en el Argentinazo (que había impuesto la suspensión de los pagos de toda la deuda) y el fallo del juez Ballesteros (que dispuso que la misma era ilegítima y fraudulenta), para seguir desconociendo la deuda, hizo lo contrario. La renegoció para recomponer los pagos.
Con los canjes de 2005 y 2010 (anunciados como históricos desde las usinas oficiales), el gobierno se sometió a los tribunales internacionales y pactó la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers, “derechos sobre ofertas futuras”). Esta cláusula establece que si se le paga a los buitres más que a los bonistas que entraron al canje (92,7%), antes de diciembre de este año, éstos tienen derecho a reclamar lo mismo, lo que podría acarrear juicios por 120 a 500.000 millones de dólares (según números reconocidos por el propio gobierno). Esa cláusula RUFO fue un invento de Kirchner-Lavagna para garantizarse una alta adhesión al canje. Ni siquiera existía en operaciones de canje anteriores, ni en Argentina ni en ningún lugar del mundo.
Terminamos siempre en lo mismo. A esto nos llevó la llamada política de “desendeudamiento” kirchnerista.
J.C.
¿Qué pasaría si no pagamos?