Partamos de la realidad de la juventud de nuestro país. El kirchnerismo afirmó tras el acto realizado hace cuatro años en el Luna Park que la juventud iba a ser uno de sus sostenes elementales. Pero más allá de medidas cosméticas y del doble discurso, no ha habido una política estructural que ataque los grandes problemas que afronta la juventud día a día. Los jóvenes sostienen con su trabajo precarizado las ganancias de las multinacionales. Los estudiantes sufren las consecuencias de un modelo educativo privatizador que en todos sus niveles deteriora la educación pública y gratuita. El acceso a la vivienda propia es algo completamente vedado. Y hay decenas de miles de jóvenes que ni estudian ni trabajan por lo que tienen un presente y sobre todo un futuro incierto. Lejos están los jóvenes de haber transcurrido una década de progreso bajo el kirchnerismo.
¿Qué tipo de militancia realiza La Cámpora? La gran mayoría de sus militantes son empleados públicos con altos sueldos, acomodados a dedo por el gobierno y los funcionarios políticos de turno. Son los hijos del poder. Por eso su principal representante es Máximo Kirchner, que tiene como único mérito ser hijo de Néstor y Cristina, ya que no se le conoce trayectoria ni militancia política alguna. Su frase referida a que, cuando dejen el poder en el 2015, “volveremos a la calle”, es otro engaño. Ya que no se puede volver a un lugar donde nunca se estuvo. Todavía se recuerda el desalojo que realizó La Cámpora del acampe de protesta de los Qom en plena avenida 9 de Julio de la Capital. Es una organización creada desde el poder de turno para apoyar a un gobierno patronal y defender todas sus políticas, como mantener las privatizaciones menemistas y pagar la fraudulenta y usurera deuda externa. Por eso recibieron durante años el rechazo electoral en el movimiento estudiantil, donde por ejemplo, La Cámpora, nunca ganó un centro de estudiantes en la UBA.
Pese a su retórica “setentista” con la que se hacen llamar “los pibes para la liberación”, la militancia de La Cámpora está muy lejos de la Juventud Peronista de los 70’ y de los Montoneros que, si bien enfrentaban a la burocracia sindical, creían, equivocadamente, que con el regreso de Perón se podía construir la “Patria Socialista”. La realidad mostró que cuando el general volvió del exilio fue para salvar al capitalismo, a la patronal y a la propia burocracia de los sindicatos. Hoy La Cámpora es aliada de esos mismos dirigentes traidores, como Pignanelli del Smata, llegando a recibir un curso de formación política con Pedraza de la Unión Ferroviaria, antes de que sea detenido por el crimen de Mariano Ferreyra. No se conoce enfrentamiento alguno de La Cámpora con la burocracia sindical. Su último fracaso político fue el intento de construir una FUA paralela llamada “de los estudiantes”, que ya quedó en el olvido por su total falta de representación y legitimidad, más que el apoyo recibido del propio gobierno.
La Juventud de Izquierda Socialista reivindica otra militancia juvenil, al servicio de un proyecto político realmente transformador, que parta de dar respuesta a las necesidades inmediatas de la juventud, los trabajadores y el pueblo. Y que tenga como horizonte la construcción del socialismo. Para eso hay que pelear todos los días junto a los trabajadores y oprimidos, no acomodarse junto a los poderosos.