Con emoción pero con cautela, las “mujeres bonitas” del Sarmiento, que desde hace meses venimos bregando por el cupo en esa especialidad, -una de las mejores remuneradas en el escalafón ferroviario-, dimos un primer paso.
No hay dudas que una montaña de prejuicios machistas se empezó a mover después de meses que venimos batallando. Sin dudas, el camino va a estar lleno de maniobras. “Que solo se recibirán hijas de La Fraternidad; que deberán tener domicilio en General Pico; que van a empezar a trabajar en larga distancia y no las van a sacar nunca de ahí”, y todo tipo de corrillos han trascendido. Lo cierto es que ya se empieza a sentir el “perfume de mujer en las cabinas”.
A pocas horas de que la delegación ferroviaria se prepara para participar en el Encuentro Nacional de Mujeres, las compañeras no se confunden. Vamos al encuentro para compartir los logros que ya tenemos: las primeras jefas de trenes, las primeras electricistas y la posibilidad de acceder a todas las especialidades. Denunciando a la gerencia K que habla de inclusión, pero desprecia a las que peleamos por la igualdad laboral. Por ejemplo, a las compañeras aspirantes a maquinistas no se les autorizó el permiso para poder viajar al Encuentro, cuando a los actos de Randazzo o de Scioli se dan licencias descaradamente.
No vamos a aflojar, vamos al encuentro de mujeres a pedir el apoyo de otras organizaciones gremiales y agrupaciones feministas para que organicemos juntas una marcha-escrache para el 26 de noviembre, día internacional contra la violencia a la mujer, si en la reunión del Inadi no hay respuesta a nuestro reclamo.
La lucha por la igualdad laboral es la lucha por la supervivencia de cientos de miles de mujeres y sus familias. En nuestro país ya casi el 60% de los hogares de trabajadores sobreviven con jefas de hogares. Las mujeres ferroviarias, pocas pero nos hacemos escuchar, sabemos que nuestra lucha es una más dentro de las de millones de mujeres que reclaman por la inclusión.
Del 40 % de los trabajadores en negro, el 60% somos mujeres, y 9 de cada 10 madres de más de 4 hijos solo puede ingresar a trabajar en tareas de limpieza doméstica.
Reclamamos trabajo en blanco y genuino, salarios y jubilaciones dignas acorde a la canasta familiar. La única fórmula para terminar con la exclusión y la denigración a la mujer trabajadora.
M.S.