Los distintos sectores que componen las CGT (Caló, Moyano y Barrionuevo) se han reunido recientemente. Hablan de una reunificación para 2016 y de los puntos que los unen: la defensa del modelo sindical vigente y el reclamo por los fondos de las obras sociales.
La defensa del “modelo” implica contrarrestar al sindicalismo combativo que puede crecer en los gremios y adelantarse a cualquier fallo judicial o ley que vaya, aunque sea en parte, contra alguno de los privilegios de los que goza la actual burocracia sindical.
La famosa reunificación, de darse, estaría hecha a medida del reacomodamiento de los actuales dirigentes, no para enfrentar de mejor manera los ataques antiobreros que intentará descargar Macri sobre los trabajadores.
A su vez, todos hablan de “concertación social”. Luis Barrionuevo fue el más gráfico: “hay que darle no menos de un año de suspiro” al nuevo gobierno (La Nación, 29/4). Mientras se prepara para “refundar” el PJ de la mano de Massa y De la Sota. Caló, luego de apoyar a Scioli y de hacer asambleas para pedir el voto para el Frente para la Victoria, ha saludado al nuevo gobierno: “Felicito a Macri y le deseo que haga una buena gestión porque si él tiene éxito, tendremos éxitos todos los argentinos”, dijo (Clarín, 24/11). Omar Viviani (taxistas), ya viene teniendo un diálogo fluido con el macrismo aún antes del balotaje, negociando un proyecto para “reordenar los circuitos urbanos”.
Por su parte, Hugo Moyano, fue el primero que se reunió con el nuevo presidente. Antes había hecho un acto frente al edificio de su CGT llamando indirectamente a apoyar a Cambiemos. El camionero, en la reunión con Macri, le pidió participación de su sector sindical en el área de Transporte. Y acordaron el “modelo” de reciclado de basura del Ceamse a todo el país. No por casualidad Moyano fue a la reunión con Jorge Mancini, titular del gremio del Ceamse y actual diputado bonaerense salido de las listas del PRO. Reunión en la cual Moyano “limó asperezas” con el primer mandatario, ya que reclamaba la designación en el ministerio de Trabajo de un hombre recomendado por Arcor, Jorge Lawson, y Macri puso a Triaca hijo.
Macri haría el anuncio de convocar a “todos los sectores” para afrontar el próximo gobierno. Se refiere a empresarios y burócratas sindicales. Estos, “en nombre de los trabajadores” y sin ninguna consulta a sus afiliados, ya hablan de lograr un “acuerdo” o pacto social, no escrito. Pero siempre los pactos o acuerdos sociales, con nombres rimbombantes que pueden caer bien (“acuerdo de precios y salarios” o “para combatir la inflación”, etcétera), son esencialmente para hacer pasar medidas antipopulares. La burocracia siempre se encarga de llamar a los trabajadores a que los acepten. “Lo único posible ante la ´herencia recibida`; todos tenemos que poner el hombro para sacar el país adelante; hay un nuevo gobierno y no se le pueden poner palos en la rueda”, entre un largo etcétera.
Pero las medidas que aplicará el gobierno ya están claras: una mayor devaluación de la moneda en perjuicio de los trabajadores y en beneficio de los pulpos exportadores; aumentos en las tarifas de luz y gas; aumentos salariales en las paritarias por debajo de la inflación, los cuales intentarán hacer pasar con el descuento insuficiente del impuesto a las Ganancias del aguinaldo. Nada que no haya hecho o intentado hacer el kirchnerismo, ahora en versión Macri.
Los trabajadores y el sindicalismo combativo se tienen que preparar con la guardia bien alta para enfrentar los nuevos ataques. Y seguir bregando por coordinar entre los dirigentes combativos. Para ir conformando un polo alternativo a todas las variantes de la burocracia sindical. Por una nueva dirección del movimiento obrero, combativa, antipatronal y antiburocrática que enfrente los pactos sociales y el ajuste. Y luche por imponer un plan económico obrero y popular contra los planes capitalistas que impuso el kirchnerismo en estos doce años y se apresta a continuar el actual gobierno de Macri.