Digno de una colonia. Esos son los adjetivos que merece el “acuerdo” (la palabra más exacta sería “entrega”) que acaba de realizar el gobierno argentino ante los fondos buitres. Tecnicismos al margen: la Argentina se comprometió a pagar de contado, en un plazo máximo de 6 semanas, el total del capital reclamado, más un monto impresionante de intereses y punitorios, y hasta las costas judiciales. Se lo trata de disfrazar diciendo que hay una “quita” del 25% sobre el total de los intereses. En concreto, como lo reconoce el propio gobierno, abonará “cash” 15.000 millones de dólares. Para obtenerlos, el macrismo procederá a emitir bonos (léase endeudarse) en el mercado internacional por esa suma (más las comisiones que, “naturalmente”, cobrarán los bancos que lleven adelante la operación).
Pero ahí no termina todo. Como bien explicó el “negociador” puesto por el juez Griesa, Dan Pollack, la Argentina se compromete a derogar la Ley Cerrojo (esa misma que decía que “nunca más” se le iba a pagar a los bonistas que habían quedado fuera del Canje) y a avalar toda la negociación. Debe hacerlo, y a la vez conseguir todos los fondos y proceder a pagar antes del 14 de Abril. De lo contrario, amenaza Pollack como si fuera el Virrey de la Argentina, “se cae toda la negociación”.
Lo peor es que, con este acuerdo, ni siquiera se terminará el sainete del default. Quedará por fuera del acuerdo un “pequeño” grupo de fondos buitres, por alrededor de 1.000 millones de dólares. Nadie puede garantizar que mañana no terminen presentándose ante otro juez neoyorquino y se active una “nueva causa buitre”. O que incluso los bonistas que entraron a los canjes anteriores (2005 y 2010) no inicien querellas “porque ellos cobraron menos que los buitres”. En cualquiera de estos casos, se activarán causas de miles de millones de dólares contra la Argentina.
Ante tamaña entrega, los actuales diputados de la oposición (la mayoría de los peronistas del Frente Para la Victoria, los del Frente Renovador de Massa y los centroizquierdistas de Stolbizer) se aprestan a buscar argumentos para votar a favor y darle los votos que necesita el gobierno (que no tiene mayoría en ninguna de las dos Cámaras) para que se apruebe la entrega. No debe llamarnos la atención: existe una “Santa Alianza” para pagar la deuda externa que ya se verificó en los Canjes 2005 y 2010, votados conjuntamente tanto por el oficialismo como por la oposición patronal de entonces.
El ministro Prat Gay, en su conferencia de prensa, quiso hacernos creer que “ahora sí”, luego de estos pagos, se abriría el camino del desarrollo vía la obtención de nuevos créditos. Pero esa afirmación es tan mentirosa como cuando el kirchnerismo nos vendía que “nos estábamos desendeudando”. Analicemos el argumento de Prat Gay: necesitamos nuevos créditos para financiar grandes obras de infraestructura y para eso saldremos a endeudarnos en 15.000 millones de dólares (que no irán a esas obras, sino a pagar a los buitres) para que entonces estemos en condiciones de conseguir nuevos créditos para financiar nuevas obras. Parece el cuento de la buena pipa.
Esta historia ya la vivimos. Es la bola de nieve infernal del endeudamiento externo, que ahora el macrismo prepara para que dé un nuevo salto: nos endeudamos para pagar las deudas pasadas, que nos generan nuevas exigencias de pagos y así hasta el infinito. Como venimos diciendo desde hace más de 35 años: no hay salida hasta que no terminemos con esta política de saqueo y dejemos de pagar la fraudulenta deuda externa para poner todos esos recursos al servicio de las urgentes necesidades de nuestro pueblo.