Entrevistado sobre los desaparecidos por el sitio Buzz Feed (empresa de comunicación de Internet estadounidense) Macri confesó que no sabe “si son 9 mil, 30 mil, o los que están anotados en un muro” (en alusión al monumento de la Costanera). Sus declaraciones coincidieron con las proferidas por Darío Lopérfido tiempo atrás, por las que tuvo que renunciar a su cargo de Ministro de Cultura de la Ciudad ante el repudio popular.

Macri y los funcionarios de este gobierno expresan de esta forma un gran desprecio por los desaparecidos, nada menos que a cuarenta años del golpe genocida y a pocos meses de otro 24 de marzo masivo contra la impunidad de ayer y de hoy.

Macri, a su vez, habló de “guerra sucia”. Adopta la famosa teoría de “los dos demonios” que intentaron hacer valer los genocidas y sus defensores en todos estos años, fracasando estrepitosamente. Queriendo equiparar el terrorismo de estado (es decir la violencia en manos de las fuerzas armadas que utilizó la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas), con la supuesta “violencia” de los luchadores que enfrentaron los planes de ajuste y de saqueo, aunque sea con métodos equivocados, como lo hizo la guerrilla.

El objetivo de tanta barbarie llevada a cabo por el genocidio de 1976 fue para derrotar a la clase obrera, asesinando a miles de trabajadores y jóvenes y a su vanguardia. Todo para imponer con el apoyo del imperialismo yanqui, un plan económico al servicio del gran capital y las multinacionales a través del mecanismo de la deuda externa, entre otros negociados.

Cuando todo esto ocurría, la familia Macri, con su empresa SocMa, fue una de las grandes beneficiadas por la dictadura militar, en especial con la obra pública. El mismo Macri que ahora la da continuidad al sometimiento económico iniciado por Videla y Martínez de Hoz con la continuidad en los pagos de la deuda externa -incluidos los fondos buitres-, como lo vinieron haciendo también los gobiernos anteriores.

Macri nos dice ahora que no hay que hablar más de los derechos humanos del pasado -es decir de los desaparecidos, de la lucha por cárcel a los genocidas y por desmantelar el aparato represivo-, sino que hay que hablar de “los derechos humanos del siglo XXI”, es decir, “de la salud, el trabajo y la educación”. ¡Un verdadero caradura, ya que es su propio gobierno el que está hundiendo la educación y la salud pública, y ya dejó sin trabajo a 200 mil trabajadores en lo que va de su gobierno!

La posición del gobierno de Macri respecto a los desaparecidos se encuentra en sintonía con su política de defensa de las actuales fuerzas armadas. Busca rescatarlas de su crisis ante el repudio social que se han ganado a lo largo de estas décadas. Su gobierno necesita fortalecer el aparato represivo, por el carácter hambreador y entreguista de su modelo económico, que solo podrá hacer pasar integralmente con más represión. Por ello Macri les lava la cara a los genocidas y su justicia les otorga la prisión domiciliaria. Política contra la cual los luchadores tendremos que seguir denunciando y luchando todos los días.

Izquierda Socialista repudia una vez más los dichos de Macri como ya lo han hecho Pérez Esquivel, Nora Cortiñas y el conjunto de la izquierda. Y se compromete a continuar la lucha por cárcel común para todos los genocidas, contra la impunidad de ayer y de hoy, la criminalización de la protesta, el ajuste en curso y por el no pago de la deuda externa.