Riggi era uno de los camaristas que debía decidir, previa adulteración del sorteo del juzgado, sobre la prisión preventiva de Pedraza mientras se investigaba el asesinato de Mariano Ferreyra. La maniobra se detectó a tiempo porque Pedraza tenía el teléfono intervenido.
El corrupto ex Juez Oyarbide fue el primero en decir “acá no pasó nada”, y sobreseyó a Riggi en febrero. Ahora se ratificó esa medida. La impunidad para asesinos como Pedraza (hoy con prisión domiciliaria) y jueces corruptos como Riggi es el sello inconfundible de la justicia en tiempos de Macri.