Los trabajadores en estado de asamblea permanente resolvieron por unanimidad parar y retirar todas las unidades de la calle. A la cabecera de Barracas se le sumó la de Ingeniero Maschwitz, logrando un paro total desde el viernes y durante todo el fin de semana. Ni la patronal DOTA, ni el gobierno, ni la UTA dieron respuesta alguna sobre el trágico acontecimiento. Desde Izquierda Socialista nos hicimos presentes una vez más, llevando nuestra solidaridad con los trabajadores y poniéndonos a su disposición.
DOTA es una patronal negrera. Los antecedentes de la empresa son nefastos. Se constituyó como un grupo monopolio a los albores del kirchnerismo, recibiendo multimillonarios subsidios del estado y un costo preferencial de gasoil. En 2015, un conflicto de más de 40 días logró visibilizar los aprietes, despidos y condiciones de trabajo que tenían que soportar sus trabajadores. Se logró torcerle el brazo a la patronal.
“Lo de David Ramallo es una muestra de lo que le puede pasar a cualquier trabajador cuando la empresa mira para otro lado. Hoy pasó en la 60, pero pasa en todos lados, como con los compañeros ferroviarios del Sarmiento -en referencia a la cuadrilla de vía y obras arrollada por una formación- o el obrero de la construcción que murió también hoy, una jornada negra para los trabadores”. Así se expresó el delegado Héctor Cáceres, que hace años viene sufriendo persecución gremial por parte de la empresa, con causa penal incluida y varios atentados contra su persona. “Acá hay responsabilidad de la empresa, la ART y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo y estamos esperando que alguien nos convoque porque no hay nadie”, dijeron otros.
Conversando con los trabajadores de la cabecera Barracas, inaugurada hace menos de un mes, nos relataron las maniobras de la empresa en lo que respecta a las condiciones de seguridad e higiene. Fraguaron las actas falsificando las firmas de los delegados para lograr la habilitación, a pesar de las denuncias de los trabajadores ante la UTA y el gobierno acerca del elevador neumático, que no estaba en condiciones de funcionar de manera segura. Y sobre cómo la empresa, bajo amenazas, obliga a los trabajadores a realizar las tareas de mantenimiento sin las medidas mínimas y necesarias.
La muerte de Ramallo es responsabilidad directa de la desidia de DOTA con la complicidad de las autoridades del gobierno. Acompañamos a la familia y compañeros de David Ramallo en este momento tan doloroso, reclamamos castigo a los responsables y que la patronal cumpla con todas las demandas de seguridad que exigen los trabajadores.