El gobierno de Macri sigue demostrando que gobierna para los grandes empresarios, los banqueros y las transnacionales. Se juega a que los trabajadores no recuperen el poder adquisitivo del salario perdido el año pasado y, peor aún, que en 2017 los acuerdos paritarios sean también a la baja. Así lo hizo con los bancarios y ahora va por los docentes en complicidad con los gobernadores, en su mayoría del peronismo que juega de “opositor” (ver nota en página 4).
Pero el macrismo y las patronales no se juegan sólo a la pérdida salarial, van por algo más: los convenios colectivos de trabajo, con el cuento de “bajar el costo laboral”. Los funcionarios del gobierno se justifican: “No es flexibilización laboral, sino modernizar los convenios”. ¡Mentira! Es, con todas las letras, flexibilización, es decir quitarle conquistas a los trabajadores, aumentar la explotación, las horas de trabajo, achicar los períodos de descanso, e incluso obligarlos a realizar actividades que antes estaban prohibidas por riesgosas. En síntesis: convenios por productividad ¡Esto es Vaca Muerta, a la que el propio gobierno pone como “modelo a imitar” en todos los sectores! ¡Esto es lo que ya se está discutiendo en las reuniones entre el ministro de la Producción, las patronales automotrices y la burocracia del Smata! (ver página 3).
Evidentemente en este enero de 2017 el gobierno se está jugando a más endeudamiento, avanza con la flexibilización, va por la baja salarial y larga el tarifazo. Además habilita desembozadamente a las patronales que se largan a despedir, como es el caso emblemático de AGR-Clarín.
¿Por qué se ha llegado a esto? La respuesta es clarísima: por la traición de la burocracia de la CGT, que a lo largo de todo el 2016 le dio “aire” al gobierno con una tregua sin fin que incluyó el famoso “paro sin fecha”, luego levantado por una mesa de diálogo que sólo fue una puesta en escena. Ahora la conducción cegetista volvió a reunirse y se mostró “indignada” porque los empresarios no cumplieron su promesa de no despedir y anuncia que “bajo ninguna circunstancia” va a aceptar ninguna flexibilización la- boral y que “por supuesto” no acordará con el planteo del gobierno de fijar un techo del 17% (en cuotas) para los aumentos salariales. Pero detrás de esta retórica no hay nada. Pignanelli ya se reúne para avanzar con la flexibilización en su gremio, Guillermo Pereyra de petroleros firmó Vaca Muerta y la UPCN acordó el miserable aumento para los estatales de la provincia de Buenos Aires. La CGT de conjunto plantea una reunión “para ver que hacer”...en marzo.
Lo decimos con todas las letras: tenemos que exigir a la conducción de la CGT que rompa la tregua ya mismo. Que apoye a los bancarios para que se respete lo que habían conquistado en noviembre y a los docentes que tienen en las próximas semanas el desafío de enfrentar el acuerdo entre el macrismo y los gobernadores para romper el techo salarial miserable que se les quiere imponer. No dejar que quede aislada la heroica lucha de los trabajadores de AGR-Clarín que, como caso emblemático, hace semanas viene resistiendo a los despidos y el vaciamiento de la planta llevado adelante por el multimedio con la complicidad explícita del gobierno. ¡No hay más nada que esperar! Se impone que la CGT lance un plan de lucha y, en ese marco, un paro general.
Este verano se ha tornado “caliente” no sólo por lo climático sino también por la ofensiva del gobierno y las patronales. Es el preanuncio de un año con importantes conflictos donde la tarea del sindicalismo combativo y la izquierda es seguir rodeando de solidaridad y apoyo a estas luchas, empezando por la de AGR-Clarín y siguiendo por todas y cada una de ellas. Preparándonos para la enorme pulseada que tienen planteada los docentes y otros gremios que ya están peleando, como los médicos de la Cicop y los estatales. Discutiendo con los compañeros de trabajo y estudio, con los vecinos en los barrios, realizando asambleas, sacando pronunciamientos y juntando plata para sostener los fondos de huelga. Planteando una tarea pendiente: avanzar en la coordinación del sindicalismo combativo.
Izquierda Socialista se compromete a dar todas estas peleas y a seguir fortaleciendo unitariamente el Frente de Izquierda para así avanzar en la construcción de una alternativa política a los partidos patronales.