Tuvimos la oportunidad de formularle preguntas, así como obsequiarle un ejemplar del libro “Palestina: historia de una colonización”, de Ediciones El Socialista, en el que se reivindica su trabajo.
“Palestina es un país, Israel es un estado”, sintetiza el historiador, para quien el sionismo no es una doctrina de liberación nacional sino una ideología colonial con elementos racistas. “Israel es un proceso en desarrollo permanente al cual es más apropiado referirse como de colonización que de ocupación, pues su objetivo final no es ocupar Palestina sino extinguirla”, advierte. Al servicio de este fin, Israel cambió la definición de antisemitismo, para considerar antisemitismo cualquier cuestionamiento al proyecto sionista. “Soy judío y no entiendo el judaísmo como el derecho a ejercer la limpieza étnica”, aclara.
“La solución de los dos Estados lleva muerta más de veinte años, las opciones son una solución de un Estado con igualdad de derechos o un Estado de apartheid, no hay tercera opción... Una solución justa debe contemplar los derechos de los palestinos que viven dentro del actual estado israelí, los derechos de los palestinos en Gaza y Cisjordania, y los derechos de los palestinos en los campamentos de refugiados en otros países”. Por esta razón descarta una salida que deje en pie un estado israelí con una definición étnica y religiosa de su ciudadanía, oprimiendo a los palestinos dentro de sus fronteras, o que niegue el derecho al retorno de los palestinos expulsados de sus tierras.
Pappé se explayó sobre la situación de la disidencia intelectual judía dentro de Israel. “La crítica ha pasado de la academia a la sociedad civil. Hubo un movimiento crítico en las universidades en la década de los 90, pero los temas de la descolonización, el pacifismo y la resistencia han sido adoptados por las organizaciones sociales, la academia ahora está muy atemorizada y bajo un estricto control del régimen”. Con respecto al Tratado de Libre Comercio entre Mercosur e Israel, suscrito por Kirchner, Lula y Tabaré Vázquez en 2006, sostuvo: “muchos hacen dinero mediante negocios con Israel. No es un problema solo de Sudamérica. India y China, que son más importantes geopolíticamente que Argentina, tienen buenas relaciones militares con Israel. Para que la lucha palestina triunfe necesitamos que además de la primavera árabe haya también una primavera sudamericana, una primavera norteamericana. El futuro de Palestina depende de que se imponga la justicia social y la democracia en el resto del mundo. La pelea contra los tratados de libre comercio con Israel forma parte de ello”.