Después de las grandes jornadas de movilización de marzo, con 500 mil personas en las calles y paro en varios sectores, el gobierno del derechista Michel Temer (PMDB) empezó a perder el poco apoyo popular con que asumió el 31 de agosto del 2016, después de la destitución parlamentaria de Dilma Rousseff (PT). También perdió buena parte de sus aliados en el Parlamento, que ya no se animan a votar sus proyectos por el intenso repudio popular. Temer intenta imponer contrarreformas exigidas por la patronal a la ley de jubilaciones y a la de trabajo. Ambas son un brutal ataque a la clase trabajadora. Llevarían las jubilaciones a 65 años para hombres y mujeres, con 49 años de aportes para tener la jubilación completa. La ley de trabajo, por su parte, facilita la tercerización laboral.
La Corriente Socialista de los Trabajadores del PSOL (CSTPSOL), sección de la UIT-CI en Brasil, llama a construir la huelga desde las bases, con asambleas y reuniones en fábricas, lugares de trabajo, barrios, escuelas, universidades, y plenarios abiertos de las centrales sindicales en cada estado, para que pueda expresarse toda la indignación popular y para barrer las contrarreformas antipopulares del gobierno.
Miguel Lamas