Los jueces de la Corte (cortesanos vitalicios y millonarios) apelaron a una ley, ya derogada y sancionada con posterioridad a los hechos, para decir que se le aplicará la “ley más benigna” al asesino Muiña, que secuestró y torturó a varios trabajadores del Hospital Posadas (hubo once desaparecidos en dicho nosocomio, ver recuadro). Una barbaridad. ¡La ley más benigna a criminales y asesinos probados, que torturaron, robaron bebés en cautiverio e hicieron desaparecer a 30.000 luchadores para imponer un plan económico al servicio del imperialismo!
El fallo convierte a los jueces de la Corte en cómplices de los genocidas. Una decisión maquiavélica y retrógrada que va en sintonía con el gobierno de Macri -que desconoce el número de desaparecidos-, y de la reconciliación que pregona la Iglesia Católica, cómplice del golpe. Antes del fallo, el jefe del Episcopado Argentino, Monseñor Arancedo (con la bendición del Papa Francisco) recorrió las cárceles para llevar plegarias a los genocidas y pedir que se los beneficie con las prisiones domiciliarias. “Yo no quiero encontrarme con Astiz en un bar”, dice la ex enfermera Gladys Cuervo, sobreviviente del Posadas.
El fallo de la Corte es una decisión finamente planificada para intentar “dar vuelta la página”, incluso violando tratados internacionales. Se trata de casos de lesa humanidad, de acusaciones de genocidio e incluso de situaciones donde los acusados fueron extraditados de otro pais donde ya cumplían condenas por violaciones a los derechos humanos para que purguen sus penas en la Argentina. Se busca hacer retroceder la lucha que derribó los muros de impunidad que construyeron los partidos tradicionales de la UCR, el PJ en sus distintas variantes y la centroizquierda por varias décadas. Por ejemplo, las leyes de Obediencia Debida y Punto final de Alfonsín de los años 80 y los indultos de Menem de los años 90.
El ministro Garavano dijo que a los fallos hay que “respetarlos”. ¡Caradura! El gobierno habla de “justicia independiente” cuando dos de los jueces del 2x1 fueron puestos a dedo por Macri y recibieron el aval en el Senado del Frente para la Victoria, el PJ y hasta el partido de Stolbizer. El juez Rosatti está ligado al Opus Dei; Rosenkrantz ascendió con el antecedente de pertenecer a un estudio jurídico que defiende al grupo Clarín; y la jueza Highton de Nolasco fue puesta por Néstor Kirchner en 2004.
El kirchnerismo -que ahora repudia el fallo-, no tiene autoridad para hablar del tema. ¿Qué pasó con Julio López? ¿Por qué designó a Milani en el ejército? ¿Por qué el gobierno de la “década ganada” pagó 200 mil millones de dólares por una deuda externa que fue contraída por la dictadura? ¿Por qué el kirchnerismo persiguió a los luchadores mientras hablaba de los “derechos humanos”?
El Encuentro Memoria, Verdad y Justicia nunca dejó de denunciar esta realidad. Por eso se movilizó junto a la izquierda cada 24 de marzo de manera independiente del gobierno anterior y así lo seguimos haciendo ahora contra Macri. Las diferencias que tenemos con el kirchnerismo no impiden que marchemos este miércoles, pero sin bajar las banderas, en repudio al fallo y contra la impunidad de ayer y de hoy, como lo hicimos en todos estos años.
Hay que luchar para evitar la aplicación del fallo. La ley aprobada de emergencia en Diputados fruto de la bronca popular es un paso en ese sentido (ver Editorial). Por cárcel común y perpetua para todos los genocidas y sus cómplices civiles, y por la memoria de los 30.000 desaparecidos. Esta Corte se tiene que ir. Basta de jueces puestos a dedo por los gobiernos de turno, con cargos vitalicios y sueldos millonarios. Hay que elegir a los jueces con el voto popular y se debe implementar el juicio por jurados.
Llamamos a unir fuerzas para derrotar este nuevo intento de impunidad, de la misma forma que logramos la nulidad de la Obediencia Debida y el Punto Final. Somos varias las generaciones que durante décadas ganamos las calles contra la impunidad; acompañamos los juicios a los genocidas gritando “como a los nazis les va a pasar, adónde vayan los iremos a buscar” y señalamos hasta el cansancio que “no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”. Detrás nuestro están quienes dieron la vida por un mundo mejor, entre ellos los caídos y desaparecidos del PST (Partido Socialista de los Trabajadores, antecesor de Izquierda Socialista) que lucharon por un gobierno de los trabajadores y una Argentina socialista.
No solo fue Cambiemos
Senadores peronistas votaron a estos jueces
Escribe Claudio Funes
Los crímenes de lesa humanidad merecen las mayores penas posibles. El fallo de la Corte es una ofensa la memoria del pueblo argentino que solo se explica en el contexto de la política negacionista del macrismo y de la “reconciliación” que proclaman el Papa Bergoglio y sus seguidores, y que va de la mano con la profundización de la política represiva del macrismo. Pero esta Corte no nació de un repollo. Elena Higthon de Nolasco fue designada por Néstor Kirchner. Los jueces propuestos por Macri, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rossatti fueron ratificados por los siguientes senadores:
Frente para la Victoria: Juan Manuel Abal Medina, Eduardo Aguilar, Hilda Aguirre, José Alperovich, Walter Barrionuevo, Inés Blas, Salvador Cabral, Julio César Catalán Magni, Graciela De la Rosa, Carlos “Camau” Espínola, Liliana Fellner, Silvina García Larraburu, Ruperto Godoy, Pedro Guillermo Guastavino, Juan Manuel Irrazábal, Ada Rosa Iturrez de Cappellini, Sigrid Kunath, María Laura Leguizamón, Mirtha Teresita Luna, José Miguel Mayans, Dalmacio Mera, José “Nato” Ojeda, Juan Mario País, Omar Perotti, Daniel Pérsico, Miguel Angel Pichetto, Marina Riofrío, Rodolfo Urtubey y Gerardo Zamora.
UCR: Julio Cobos, Silvia Elías de Pérez, Silvia del Rosario Giacoppo, Juan Carlos Marino, Alfredo Martínez, Luis Petcoff Naidenoff, Angel Rozas y Pamela Verasay.
PRO: Néstor Braillard Procard, Alfredo de Angeli, Ernesto Martínez Carignano, Federico Pinedo, Laura Rodríguez Machado y Marta Varela.
Frente Cívico y Social de Catamarca: Oscar Castillo.
Frente Popular: Gerardo Montenegro.
Compromiso Federal: Liliana Negre de Alonso y Adolfo Rodríguez Saa.
No sólo fue Cambiemos. Peronistas votaron junto a ellos para sostener la impunidad.