“Soy inocente. No sabía de los abusos. Soy una persona buena que he entregado mi vida a Dios” declaró Kosaka Kumiko al ser detenida. Uno de los denunciantes, una joven de 17 años, declaró que fue abusada cuando tenía 5 y que Kumiko le colocó un pañal para detener la hemorragia que le había generado tras la violación Otra víctima denunció que la monja la mandaba a la habitación del cura Horacio Corbacho (también detenido) y terminaba siendo abusada por el prelado. En otros testimonios afirman que la religiosa participó en más de una ocasión en manoseos a las niñas, además de pedirles que se tocaran entre ellas y las obligaba a ver pornografía en un televisor junto al celador Jorge Bordón (otro detenido).
Todo esto demuestra la descomposición de la iglesia católica y que no son casos aislados, sino prácticas habituales toleradas en donde hasta niños con capacidades especiales son víctimas de estos depravados disfrazados con sotanas y crucifijos.
Martín Fu