El 28 de marzo de 1976, apenas cuatro días después del golpe, el Posadas fue militarizado en un gran operativo del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía Federal, al mando del ex dictador Reynaldo Bignone. Se buscaba desmantelar rápidamente la incipiente organización sindical y dar vuelta atrás con el proyecto de Hospital Abierto. Los trabajadores del hospital llevaban adelante una experiencia sindical muy desarrollada, un alto compromiso con la salud pública, participando en las decisiones del funcionamiento y eligiendo a las autoridades del hospital.
Todo esto hasta que un grupo paramilitar conformado por ex policías y militares exonerados, junto con civiles, autodenominado SWAT (grupo especial de la policía yanqui) llevó adelante desde 1976 hasta 1977, el desmembramiento de la organización sindical, montando un centro de detención en lo que fuera la casa del director del nosocomio, que también fue torturado, y su familia. “El Chalet”, como tristemente fue conocido el hospital, no fue la excepción a la dinámica propia del aparato clandestino de represión que se instaló a nivel nacional a partir del 24 de marzo de 1976.
La patota perseguía, detenía y torturaba en el mismo hospital. Luis Muiña era uno de ellos. Muiña fue uno de los matones que recorría el hospital aterrorizando a los trabajadores. Ex empleado del ministerio de Bienestar Social y con ADN lopezrreguista, Muiña fue juzgado y condenado, junto con Bignone y genocidas, por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el hospital. Unos 150 trabajadores fueron despedidos, más de 50 detenidos y once continúan hasta el día de hoy desaparecidos. No solo el personal corrió esa suerte: también se cometieron crímenes de lesa humanidad contra pacientes, vecinos de la zona oeste de Buenos Aires.
El hospital contra el 2x1
La semana pasada se realizó un acto en el Hospital Posadas, en recuerdo de sus víctimas y en repudio al vergonzoso fallo de la Corte Suprema con el 2x1. Juan Carlos Giordano, diputado por Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda estuvo presente y saludó al acto: “esta es una corte que se ha alineado con el gobierno nacional y con la Iglesia que pide la reconciliación con los genocidas que asesinaron, robaron bebés y desaparecieron a más de treinta mil compañeros para imponer un plan económico al servicio de las multinacional y el imperialismo”. En otro tramo del discurso, Giordano afirmó: “lamentablemente con los juicios no hay una causa en común, no hay reconocimiento de genocidio desde el punto de vista judicial, pero la lucha ha conseguido meter presos a muchos de ellos.”
“Nunca más un centro de vida será convertido en un centro de muerte”, ese es uno de los lemas de sus trabajadores y el recuerdo permanente para aquellos compañeros que quedaron en el camino bajo las garras de la dictadura genocida.