Nunca había contado su historia, pero ahora quiere expresar “el repudio de una hija a un padre genocida” y “que no salga nunca más” de la cárcel.
Argumentó para cambiar su nombre: “Permanentemente cuestionada y habiendo sufrido innumerables dificultades a causa de acarrear el apellido que solicito sea suprimido, resulta su historia repugnante a la suscripta, sinónimo de horror, vergüenza y dolor […] he decidido con esta solicitud ponerle punto final al gran peso que para mí significa arrastrar un apellido ajeno a la constitución de mi persona […] mi ideología y mis conductas fueron y son absoluta y decididamente opuestas a las suyas”.
“Como los que marcharon el 10 de mayo, como millones de argentinos, quiere que su padre muera en la cárcel”, escribió el periodista Juan Manuel Mannarino, quien reconstruyó su historia familiar. “Mariana supo de grande que su madre intentó varias veces escaparse con ella y sus dos hermanos. Etchecolatz se dio cuenta y la amenazó: ‘Si te vas te pego un tiro a vos y a los chicos’”, puede leerse en la entrevista. Sobre la desaparición de López dijo Mariana D.: “Me angustié desesperadamente con lo de Julio López. Me temo que aún sigue sosteniendo poder desde la cárcel, no es un ningún viejito enfermo, lo simula todo.”
Mariana cuestiona el “accionar horroroso y siniestro” de su padre. Lo mismo que piensan millones, salvo los jueces de la Corte. Su testimonio y la participación en la masiva marcha del 10, es un aliciente para seguir batallando contra la impunidad y por cárcel común y perpetua. para todos los genocidas.