Es difícil que haya algo más indignante que Macri, Vidal y compañía justificando la brutal represión a los trabajadores de PepsiCo porque “la empresa tiene derecho a cerrar y despedir”. Y recordemos que PepsiCo no es un caso aislado: hay una auténtica oleada de despidos. Con casos de trabajadores que, con más de treinta años de antigüedad, de repente se quedan sin trabajo y condenados a la miseria, ya que con su edad nunca más podrán reinsertarse.
Ante esta situación Cristina dice que la solución es votarla a ella para “frenar el ajuste”. Para explicarlo, volvió a montar una gran escenografía, ahora en Mar del Plata, repitiendo el estilo del acto de Arsenal. Apareció rodeada de “gente del pueblo” cuidadosamente seleccionada. Cada uno de los presentes contó su historia y cómo lo afectó personalmente el ajuste y Cristina llamó a votar por ella como medida de “autodefensa” contra la política de Macri.
Las historias que se contaron en el escenario de Mar del Plata efectivamente reflejan la realidad social. El problema es que Cristina se presenta como si ella no hubiera tenido nada que ver. Pero el kirchnerismo gobernó durante doce años y dejó una parte importante del desastre actual. Es mentira que “estaba todo bien” hasta diciembre de 2015. Había un 30% de pobres y la inflación era tan alta como la actual (aunque el Indec truchara los números y lo negara) y había tantos trabajadores en negro como en la actualidad. Durante los doce años kirchneristas se pagaron en efectivo casi 200.000 millones de dólares, que se hubieran podido utilizar para mejorar las escuelas que se caían a pedazos, o los hospitales públicos sin insumos.
Es verdad que el gobierno de Macri profundizó el ajuste. Pero lo está pudiendo llevar adelante gracias a que los diputados y senadores del Frente para la Victoria le permitieron pasar las leyes fundamentales en el Congreso. Y a que los sindicalistas que se referencian en el kirchnerismo (tanto de la CGT como de la CTA) terminaron levantando todas las medidas de lucha y garantizándole una tregua al macrismo. Y si quedaba alguna duda de esto, la propia Cristina se encargó de despejarla días atrás al plantear que no había que llevar adelante ninguna acción de protesta hasta después de las elecciones.
Es que Macri no está solo en llevar adelante el ajuste. Lo acompañan todos los gobernadores. Y de ellos, la “mejor alumna” es Alicia Kirchner, ya que en Santa Cruz no sólo ofrece los incrementos más bajos del país (3% para los docentes, por ejemplo), sino que ni siquiera paga los sueldos.
Por todo esto, la salida no es votar a Cristina y su “Unidad Ciudadana”. Hay que votar al Frente de Izquierda para que entren más diputados que defiendan de verdad a los trabajadores. Y con propuestas para un cambio de verdad, como el no pago de la usuraria y fraudulenta deuda externa para que haya plata para trabajo, educación, salud, salarios y jubilaciones. Por un salario mínimo igual a la canasta familiar y el 82% móvil para los jubilados. Por la prohibición de los despidos y suspensiones y que toda empresa que cierre o despida sea estatizada y puesta a funcionar bajo control de sus trabajadores. Por la reducción de la jornada donde haya menos trabajo, para repartirlo entre todos los empleados, sin reducción de sueldo. Para que vayan presos todos los corruptos y que tengan que devolver lo que robaron.
El voto por el Frente de Izquierda fortalece la lucha por todos estos objetivos y para terminar de verdad con el ajuste de los CEOs, Macri y sus cómplices de los demás partidos patronales.