Estos accidentes muestran que al gobierno no le interesa la vida ni la seguridad de los trabajadores. Si no fuese así debería abocarse urgentemente a realizar cruces ferroviarios a distinto nivel (por arriba o por abajo), modernizar las comunicaciones e instalar el sistema de frenado automático en los trenes. Todo esto se podría efectivizar inmediatamente y resultaría muchísimo más barato que el negociado del soterramiento, que solo favorece a las empresas amigas del presidente: Iecsa, que fuera propiedad de Calcaterra, primo de Macri; la italiana Ghella, que compró el porcentaje de la corrupta Odebrecht, y la española Comsa.


Otra vez hubo accidentes en el ferrocarril Sarmiento. El primero ocurrió en Mariano Acosta, cuando una formación embistió a un colectivo que se encontraba detenido sobre las vías. Dejó el saldo fatal de dos muertos y varios heridos. A menos de dos días, en Ramos Mejía, una formación embistió a un automóvil que cruzó con las barreras bajas, en esta ocasión sin víctimas que lamentar.







