Ahora la TEP de Guagliardo decidió ponerle punto final a esta democracia sindical y llevar a ATEN a la “baradelización”, reformando nuestros estatutos como lo hiciera la celeste en Suteba, en varias provincias y en Ctera. Para esto convocó a una asamblea en Chos Malal, la ciudad más lejana de la provincia, a 450 kilómetros de Neuquén, garantizando que el peso de los rentados y aparato de la TEP se impusieran sobre las bases. Así, con 12.000 afiliados de ATEN, sólo 380 cambiaron los estatutos, luego de aprobar la memoria y balance “a libro cerrado”, prácticamente sin permitir ningún debate.
Las propuestas de modificaciones se difundieron sólo cinco días antes de la asamblea, evitando que los docentes la conocieran y debatieran. Guagliardo aprobó, entre otras barbaridades, que los mandatos de las directivas se extendieran de dos a cuatro años, para atornillarse en el sindicato y olvidarse de las aulas. Quiere liquidar el pluralismo y que el 80% de los fondos sindicales pase a ser controlado por la Directiva Provincial, ahogando a las seccionales: de 39 millones anuales que ingresan de cuota sindical, la provincial manejará más de 32. Le otorgan súper poderes a la directiva, limitando la participación de los afiliados en las decisiones y podrán expulsar a los opositores con la sola denuncia.
Como secretaria general de ATEN Capital y en representación de las nueve seccionales opositoras firmantes, dejamos constancia por escrito de la impugnación al tratamiento de esta reforma, que presentamos a la Directiva Provincial y al Ministerio de Trabajo y nos retiramos de la asamblea para no convalidar semejante atropello a la democracia sindical.
Más temprano que tarde el conjunto de los trabajadores de la educación van a enfrentar y derrotar este modelo sindical ajeno a la historia del gremio docente neuquino, y propio de la burocracia sindical de Ctera y de la CGT.