ubicado en los territorios de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este (los territorios ocupados por Israel en 1967), que representan en conjunto apenas un 22% del territorio histórico palestino, y de reconocer a Israel en sus fronteras anteriores a 1967, que ocupaban el 78% de la Palestina histórica. Un punto importante de este acuerdo fue que Palestina conservaría la mitad Este de Jerusalén. Gran parte del pueblo palestino aceptó este acuerdo, aun perdiendo mucho, con la esperanza de que por fin hubiera paz.
Pero el acuerdo fue una trampa. Israel, con apoyo imperialista, jamás aceptó en los hechos ningún derecho palestino a un Estado propio, ni siquiera en esos pequeños territorios. Colonizó Gaza y Cisjordania con 400.000 colonos sionistas, ocupando las mejores tierras y quedándose con el 95% de las fuentes de agua, y se adueñó también de la mayor parte de Jerusalén Este. Erigió un muro que está recortando los territorios habitados por 3 millones de palestinos quitándoles el 48% del escaso territorio que les quedaba, que está en su mayor parte ocupado militarmente por Israel. Por si esto no bastara, periódicamente Israel les destruye sus fuentes de agua, le tala los olivos, base de su economía agrícola, y bombardea centrales eléctricas y universidades. En varias oportunidades bombardeó la pequeña Franja de Gaza y la sometió a un bloqueo durante años, hundiendo en la desocupación y el hambre a su población.
Hoy ya hay otros 6 millones de palestinos con sus hijos, nietos y bisnietos refugiados en diversos países de Medio Oriente.