En diciembre, Mónica Schlotthauer dejó su banca como diputada nacional por Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad. Tuvo una masiva difusión y repercusión el hecho de que haya vuelto a su lugar de trabajo como operaria de limpieza en la estación de Once del ferrocarril Sarmiento luego de su paso por el Congreso de la Nación.
Mónica es parte del cuerpo de delegados del ferrocarril Sarmiento que encabeza Rubén “Pollo” Sobrero y también forma parte de la agrupación Mujer Bonita es la que lucha, y de la Casa que Abraza, que construyó junto a sus compañeras. La vuelta de Mónica a su trabajo fue muy bien recibida y fue vista como un ejemplo de coherencia y honestidad. El Socialista entrevistó a la compañera Schlotthauer.
- ¿Cómo fue volver a tus tareas cotidianas?
Estuve de licencia por las tareas políticas que realicé primero en la Legislatura provincial de Buenos Aires y en el último año en el Congreso Nacional. Me reincorporé el sábado pasado y el año que viene vuelvo al Congreso junto a Juan Carlos Giordano donde volveremos a ocupar por Izquierda Socialista la rotación que se hace en el Frente de Izquierda. Fue bueno volver a compartir charlas con compañeros de trabajo, pasajeros y vendedores que uno no veía cotidianamente.son los que te llenan de vitaminas para volver con más fuerza el año que viene al Congreso a defender nuestros intereses. Y te dan energías para encarar todas las peleas que tenemos que dar ahora en el ferrocarril, por el recorte salarial y en defensa de nuestros derechos.
- ¿Cómo te recibieron tus compañeras de trabajo?
Me recibieron muy bien, contentas y sorprendidas. Ya empezamos a trabajar juntas y organizamos la primera visita al Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad para llevar los reclamos de las ferroviarias. Además, empezamos a elaborar un protocolo de seguridad para trabajos en altura con otros compañeros. Aquí se respira compañerismo y se repudian las injusticias, todo lo contrario de lo que pasa en el Congreso donde no escuchan a nadie. Cuando uno habla, los otros están jugando con el celular o gritan desde sus bancas para tapar tu voz. Por eso prefiero llegar acá donde me reciben con mates y sonrisas.
- ¿Por qué pensás que se difundió tanto la noticia en las redes sociales y en los medios?
Porque se refleja la bronca de los trabajadores y sectores populares contra los políticos patronales. Desde el FIT-Unidad a diferencia de los legisladores del PJ, PRO y la UCR, que se pasan décadas atornillados a las bancas del Congreso, nosotros rotamos y regresamos a nuestros lugares de trabajo. Ejercer un cargo de diputada u ocupar un puesto de trabajo en el ferrocarril es parte de mi militancia en defensa de los trabajadores y por el socialismo.
- ¿Qué balance hacés de tu paso por el Congreso?
Como experiencia hay una parte linda, porque aprendí un montón y llevé las propuestas de Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad ante cada tema. Votamos siempre en contra de los achicamientos presupuestarios, contra el pago de la deuda externa y explicando por qué hay que romper con el FMI. Siempre presentando una salida de fondo para los trabajadores y sectores populares. Presentamos varios proyectos, entre otros, para prohibir por ley los despidos y las suspensiones, la nacionalización del sistema educativo, contra la megaminería, además de estar presentes en la luchas. Mostramos que el FIT-Unidad da respuesta a los problemas del pueblo trabajador. Lo malo es que después no se llegan ni siquiera a discutir porque son propuestas contra los poderosos que dominan el Congreso. Sin embargo, es lindo poder estudiar para elaborar esas soluciones. Claro, después éramos Nicolás del Caño, Romina del Plá y yo, solo tres bancas de la izquierda contra cientos que votaban todo contra los trabajadores.
- ¿Cómo te trataron el resto de los diputados?
Cuando jurás todos te saludan, aplauden y felicitan. Hasta que ven lo que decimos, cómo denunciamos los chanchullos y acuerdos que tienen entre los partidos patronales. Cuando te escuchan hablar, se acabó, ahí dejan de saludarte y ni suben en el mismo ascensor con vos, entre otras varias cosas indignantes. Se termina la diplomacia, pero tampoco vamos a esperar que nos besen las manos. El Congreso es una cueva de ladrones y vamos a denunciar ese rol de ajustadores que cumplen allí.
- ¿Cómo es la política del Frente de Izquierda respecto de las dietas parlamentarias?
Nosotros mantenemos nuestro sueldo de trabajador medio, que es por lo que luchamos y creemos que cada legislador debería cobrar. Es una tradición de la corriente morenista a la que pertenezco (ver nota en estas páginas). Yo mantuve el salario que cobraba en el ferrocarril estando en la Cámara, el resto lo donaba a las luchas en curso y a la construcción de mi partido. Somos un partido de trabajadores y lo que decimos en las campañas lo cumplimos. No nos financian los bancos, ni multinacionales, ni empresas. Tampoco el dinero del narcotráfico y la corrupción. Eso hace que seamos totalmente independientes, que podamos denunciar y decir con autoridad quiénes son los responsables de la crisis que atraviesa el país.
- ¿Cómo una trabajadora de limpieza llegó a ser diputada?
Hay un discurso un poco gorila, pro patronal, que se pregunta “¿cómo una barrendera llegó a ser diputada?”. No entienden que la verdadera política consiste en la defensa de intereses de un determinado sector. Como militante socialista y luchadora en defensa de mis compañeros tengo definiciones importantes sobre lo que debemos hacer para mejorar nuestra vida. Por eso no importa si soy barrendera, soldadora, albañil, docente o trabajadora de la industria textil, cualquier compañero, independiente de su profesión, si es un luchador de su clase, puede ocupar una banca en el parlamento. Y tengan la certeza que para nuestra clase, ese parlamentario será mucho mejor que los doctores o licenciados que están al servicio de los patrones. Tenemos que esforzarnos para que los trabajadores actúen en política. En el caso de nuestro partido, tenemos un equipo de compañeros que nos ayuda en la defensa de una política al servicio de los intereses de la clase trabajadora. Es más, los trabajadores tenemos que tener el objetivo de gobernar, solo así será posible salir de la profunda crisis que padecemos.
- ¿Cuáles son los desafíos que se vienen?
Ahora hay que pelear contra el congelamiento salarial y los ajustes del nuevo gobierno peronista de Fernández. Contra el pago de la deuda externa y romper con el FMI. Es la única salida de fondo para los males que vive hoy el país. Además, hay un sistema ferroviario que se achicó en el país y que el año pasado tuvo un índice histórico de 200 descarrilamientos. En el Sarmiento achicaron los servicios a Lobos y a Mercedes. Seguiremos peleando por un tren al servicio de los trabajadores y no para las ganancias de las multinacionales. Por eso reclamamos la reestatización del conjunto del sistema ferroviario, donde la carga pueda subsidiar al de pasajeros. Con estas reivindicaciones queremos avanzar en la coordinación y fortalecer al sindicalismo combativo. Mi objetivo fue y será trasladar la lucha y los reclamos que tiene el pueblo trabajador para conquistar nuestros derechos: sea desde una banca en el Congreso o desde mi lugar de trabajo, pero siempre en la misma vereda.