El caso Nisman se ha vuelto a poner en el tapete en todos los medios al cumplirse cinco años de la muerte del fiscal. Ocurrió el 18 de enero de 2015. Desde entonces se han tejido todo tipo de hipótesis (suicidio, suicidio “inducido” o asesinato) y sin llegar a nada concreto. Nexflit difunde un documental sobre el tema. Gobierno y oposición macrista-UCR usan el caso Nisman para sus disputas judiciales y de poder. Pero ninguno va al fondo del problema.
Escribe Luis Covas
Para millones no hay dudas de que la muerte de Nisman está bajo sospecha. Los medios lo han transformado en un caso policial. Nexflix ha aportado una película documental. El enredo es muy grande. A tal punto que en el documental de Nexflit el actual presidente Fernández aparece diciendo, cuando ni era candidato, que no creía en la versión del suicido. Ahora cambió de opinión: “las pruebas acumuladas no dan lugar a pensar que fue un asesinato”, alentando la idea de revisar la pericia de la Gendarmería que apunta a la hipótesis del crimen. Mientras Sergio Massa hace declaraciones diciendo que se inclina por que fue “crimen o suicidio inducido”. Aparecen todo tipo de interpretaciones sobre la escena del baño. Diego Lagomarsino suma nuevas confusiones. Siempre rondan los “espías” y, en especial, el famoso Stiusso. Pero la muerte de Nisman esconde cuestiones políticas muy importantes. Él investigaba la causa del atentado de la Amia producido en julio de 1994.
Izquierda Socialista, como miembro del FIT, siempre tuvo una postura clara ante estos graves hechos que es importante volver a ubicar.
En primer lugar, sobre qué pasó con la muerte de Nisman, si fue suicidio o un crimen. No está en nosotros dar una respuesta. La responsabilidad de que aún no se sepa la verdad está en los gobiernos de turno, tanto el de Cristina Kirchner (2015) como el de Mauricio Macri y en la justicia del sistema. Es un caso bajo sospecha. La misma carátula del expediente decía “muerte dudosa”. Desde el primer día reclamamos su esclarecimiento(*). La investigación no fue clara. Basta recordar que se “ensució” la escena de la muerte. El rol confuso de la fiscal Viviana Fein, la entrada en el edificio de Berni o las idas y venidas de los custodios. Durante el gobierno de Macri la pericia se pasó a la Gendarmería sobre la cual no se puede depositar ninguna confianza.
En segundo lugar, sobre el atentado de la AMIA, que se produjo hace 25 años, que dio el triste saldo de 85 muertos, nuestra corriente socialista fue clara. Lo repudiamos desde un primer momento, cualquiera haya sido su autor, y nos solidarizamos con los familiares de las víctimas. Rechazamos la versión de Israel y de los dirigentes de la AMIA y la DAIA de que se tratara de un “acto antisemita” y que había que “buscar la “conexión local”. Luego la CIA e Israel pasaron a denunciar a Irán. De esa forma se buscó siempre desviar que el origen del atentado estaba en el conflicto del Medio Oriente y en el rol criminal del estado genocida de Israel contra el pueblo palestino. Y en el hecho de que el gobierno peronista de Menen había apoyado en 1991 la invasión imperialista a Irak (ver recuadro).
En tercer lugar, siempre se dijo, de parte del macrismo-UCR, que la investigación de Nisman sobre la Amia y su denuncia contra el memorando con Irán, firmado en el 2013 por el gobierno kirchnerista, buscaban llegar a la verdad sobre el atentado a la AMIA. Mientras el peronismo kirchnerista dio la versión, en el último tramo de su gobierno, de que el acuerdo con Irán era una “búsqueda de la verdad” y que evitaría “nuevos atentados”. Estas dos versiones son falsas. Ni Cambiemos ni el peronismo K buscaban la verdad sobre el atentado de la AMIA. Ambos, desde distintas posturas, avalaron siempre el punto de vista de los Estados Unidos e Israel, que fue un “atentado antisemista” organizado por Irán, desligado del conflicto de Medio Oriente, del rol genocida de Israel sobre el pueblo palestino y el apoyo de Argentina a la invasión yanqui a Irak en 1991.
El fiscal Nisman siempre fue un vocero de la postura yanqui y del sionismo. Y al momento de su muerte, con su denuncia por el acuerdo con Irán, se sumaba al bloque patronal opositor al gobierno kirchnerista. Pero lo que se pierde es que fue el propio Néstor Kirchner quien designó a Nisman en el 2004 como fiscal de la causa Amia. Para ello pusieron al ex Side y espía Stiusso a su servicio y pidieron el aporte de datos a la CIA y al FBI. Así se alineaban con el gobierno de Bush que había declarado a Irán el “eje del mal”. Para confirmar esto el 21 de septiembre de 2006, Cristina Kirchner, siendo senadora y primera dama, y el canciller Taiana se reunieron en Nueva York con los representantes de la poderosísima comunidad judía norteamericana, uno de los principales sostenes del Estado de Israel. Allí les pidieron que cuanto antes hubiera un dictamen en la Argentina acusando a Irán por el atentado. Pasado apenas un mes, se cumplió con ese pedido político-judicial. El fiscal Alberto Nisman, sin pruebas, dictaminó que el cruento atentado de 1994 fue ideado y realizado por el gobierno de Irán.
En cuarto lugar, es también falso que con la firma del memorando con Irán (2013), Cristina Kirchner daba un giro “antiyanqui” (**) En realidad esta negociación se adecuaba al cambio del imperialismo que con el nuevo gobierno de Obama se había orientado a negociar un acuerdo antinuclear con Irán. Cambiando la línea “dura” de Bush por los fracasos en Afganistán e Irak. Hasta Israel criticaba la táctica de Obama. Justamente ese acuerdo con Irán lo rompe años después Trump.
En quinto lugar, Cambiemos ratificó su alineamiento con Israel y Estados Unidos usando el caso Nisman y el tema del fallido pacto con Irán para hacer campaña electoral contra el peronismo K, buscando apoyo de amplios sectores de clase media. Y luego desde el gobierno lo usó para rearmar el poder judicial a su favor. Ahora el nuevo gobierno peronista trata de usar el caso Nisman para revertir esos cambios judiciales y las causas de corrupción pendientes en su contra. Ninguno buscó ni busca la verdad para el caso Amia ni para el caso Nisman.
La confusión política que genera el caso Nisman sumado el odio al macrismo y sus políticas proyanquis desembozadas y su uso represivo de la Gendarmería y demás servicios de seguridad, puede abrir expectativas entre la clase trabajadora y la juventud en que el nuevo gobierno peronista pueda producir cambios más favorables. Que se cambiará, por ejemplo, la política de todos los gobiernos de alinearse con Estados Unidos e Israel. El repentino viaje de Alberto Fernández a Israel mostraría lo opuesto. O cambios de fondo ante el tema de los “espías” y las investigaciones truchas (tipo Nisman) como, por ejemplo, disolver todos los servicios de inteligencia, empezando por la ex Side, y abrir todos los archivos desde la época de la dictadura. Lamentablemente los hechos están mostrando lo contrario. No lo hizo, en su momento, el gobierno de Cristina Kirchner y tampoco parece estar en los planes del nuevo gobierno.
(*) Ver declaración de Izquierda Socialista del 19 de enero de 2015.
(**) Ver declaración Izquierda Socialista, El Socialista N°239. (27-2-2013). idem