Escribe Pablo Almeida, delegado general ATE Ministerio de Economía
Alberto Fernández llegó a la presidencia con varias promesas que contrastaban fuerte con la situación vivida luego de cuatro años de gobierno de Macri. La principal tenía que ver con la recuperación del salario y las jubilaciones. Señalando incluso que dicha recuperación era prioritaria frente a cualquier demanda del FMI o cualquier negociado relacionado con la timba financiera. La frase popularmente conocida fue que con Alberto “vamos a llenar la heladera” o “vamos a volver al asado”. ¿Pero es eso realmente lo que está sucediendo? En menos de un mes y medio de gobierno ya se demostró que lejos están las promesas de campañas de la realidad.
Veamos lo que sucede con los salarios. En vez de reabrir las paritarias y actualizarlo con lo perdido por la inflación de 2019, el gobierno definió por decreto un bono de 4.000 pesos en dos cuotas (de 3000 y 1000 pesos) a cobrar con los haberes de enero y febrero para los privados y a los estatales nacionales con los de febrero y marzo a quienes cobren menos de 60 mil pesos en bruto. El resto de estatales, médicos y docentes de las provincias y municipios, docentes universitarios y trabajadores monotributistas no tienen garantizado ni siquiera ese miserable monto.
Algún compañero honestamente puede pensar “por lo menos Alberto dio un aumento”, pero la realidad es que dichos aumentos por decreto fueron otorgados como incrementos a cuenta de la futura paritaria y cerrando la posibilidad de recuperar lo perdido en los cuatro años de macrismo. O sea que lo que parece un paliativo termina siendo no solo parcial e insuficiente sino que consagra situaciones de empobrecimiento de millones de trabajadores en un país donde la inflación de 2019 cerró en 53,8 % y el propio gobierno de Fernández proyecta más del 40% para 2020.
Pero esto no termina aquí. “El gobierno comenzó a explorar la posibilidad de extender en el tiempo la política de aumentos salariales en sumas fijas en lugar del arranque formal de la ronda de paritarias de este año”. (ambito.com, 8/01/2020). El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, se reunió con Yasky (CTA), Baradel (Suteba), Eduardo López (UTE-CABA), Andrés Rodríguez (UPCN) y “Cachorro” Godoy (ATE) proponiéndoles diferir el inicio de las paritarias hasta después de abril. Ellos, además de Héctor Daer (CGT), ya dieron el visto bueno.
Y ahora busca condicionar futuras negociaciones para que no se incluyan cláusulas gatillo. El presidente declaró que “una de las peores cosas que han pasado es la indexación de la economía” y señaló que la cláusula gatillo, establecida en varias paritarias del último año, provoca eso (La Nación, 14/01/20). El gobierno, con el silencio cómplice de la mayoría de la dirección burocrática de la CGT y las CTA, culpa a los salarios de generar la suba de precios. Pero la realidad es que hace años los salarios vienen perdiendo escandalosamente y la inflación no para de subir. No es a los salarios ni a las jubilaciones a los que hay que controlar para frenar la inflación sino a los grandes empresarios formadores de precios que remarcan sin que el gobierno les ponga ningún límite. A su vez los gobernadores como Manzur en Tucumán, Perotti en Santa Fé, y Alicia Kirchner en Santa Cruz, entre otros, están incumpliendo el cronograma de pagos o congelan por seis meses los salarios como Arcioni en Chubut.
Hace falta un inmediato y real aumento general de salarios y jubilaciones hasta cubrir la canasta familiar. Necesitamos reabrir las paritarias para que el salario recupere lo perdido en todos estos años. Que se imponga la “cláusula gatillo” para recuperar lo que la inflación se vaya comiendo. Basta de ajustes en las provincias. Plata para salarios y jubilaciones no para la deuda externa y el FMI. Impulsemos asambleas y reuniones de activistas en los lugares de trabajo y reclamemos que la CGT y las CTA dejen de avalar medidas anti populares del gobierno y llamen a medidas de lucha para defender el salario, las jubilaciones y el trabajo.