La llamada “canasta básica”, que fija el límite estadístico con el cual se considera a una familia tipo como pobre, alcanzó a 30.337 pesos en el área de Capital y Gran Buenos Aires. Aclaremos que este valor no incluye el costo del alquiler, que significa por lo menos otros 10.000 pesos. Aumentó 2,9% en el mes de mayo.
Por su parte, la “canasta básica alimentaria”, previa a la caída en la indigencia, subió a 12.068 pesos. Miles de trabajadores en negro están por debajo de este valor. Lo mismo que la jubilación mínima (que con el “aumento” de junio apenas si alcanza los 11.528 pesos).
Con estos números no es de extrañar que el último registro oficial de pobreza señale que el 32% de los argentinos estaba en esa situación. Valor que, con la continuidad de la crisis, seguramente ha aumentado en los últimos meses.