Escribe Guillermo Sánchez Porta
El presidente participó en la reunión del G-20. Allí vertió algunos conceptos que generan simpatía en diferentes sectores e instala la esperanza en que, luego de la pandemia del coronavirus, el mundo capitalista cambiará para mejor. ¿Es posible un capitalismo “humanizado”?
Delante de los jefes de Estado de las principales potencias imperialistas, Fernández dijo que “no hay lugar para demagogias ni improvisaciones”. “Debemos desafiar este presente con el mismo coraje que tuvo este G-20 cuando asumió el daño causado por los paraísos fiscales”. También propuso la creación de “un fondo mundial de emergencia humanitaria que sirva para enfrentar, mejor equipados de insumos, el contexto que vivimos”.
¿Qué hay de realidad en estos dichos?
Sin dudas la pandemia pone a los ojos de todo el mundo la tremenda decadencia global del sistema capitalista. No solo la miseria y la marginalidad de centenares de millones de personas, la falta de controles sanitarios que generan este tipo de epidemias (comenzando por el pueblo chino bajo la feroz dictadura capitalista del Partido Comunista), sino también la destrucción de la salud pública. No es una característica sólo del Tercer Mundo, sino que está presente en países imperialistas como Italia (que era reconocido por su “estado de bienestar”), España o los Estados Unidos. Las camas, los respiradores, las unidades de terapia intensiva, médicos, enfermeros, técnicos, insumos e infraestructura hospitalaria son escasos, producto de los recortes presupuestarios millonarios. ¡Los médicos deben decidir quiénes reciben atención y quiénes no!
Las medidas de “protección” que impulsan los gobiernos para evitar contagios, como estar a más de dos metros de otra persona, lavar la comida, la ropa, usar alcohol en gel, lavandina, lavarse las manos, etcétera, son directamente imposibles para millones. Según la ONU, más de 2.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable ni a saneamientos básicos, 350 millones viven en la calle y más de 3.000 millones viven hacinados. Esta es la realidad del capitalismo.
¿El FMI, el Banco Mundial y el capitalismo se volverán “sensibles”?
El discurso de Fernández genera confusión cuando dice que celebra que “el FMI y el Banco Mundial reconozcan lo insostenible de las deudas que soportamos los países más postergados” y “el deseo de que la humanidad superará esta pandemia. Pero lo que además logrará es acabar con el vicio de la exclusión social, la depredación ambiental y la codicia de la especulación”.
Lamentablemente, los dichos de Alberto no son más que una expresión de deseos. Es falso que exista un “capitalismo salvaje, neoliberal” y otro capitalismo “humanizado” que podría resurgir luego de esta pandemia. Hace décadas que el capitalismo de todos los colores solo genera “exclusión social, depredación ambiental y codicia”. Y así seguirá. La realidad argentina desmiente a Fernández: en plena pandemia los empresarios responden con especulación, faltantes, aumentos y despidos. Techint, en medio del llamado presidencial a la “solidaridad social” y ante la amenaza de que “se terminó la Argentina de los vivos”, intentó despedir a 1.450 trabajadores.
En 2020 el gobierno ha puesto más plata para subsidiar y reducir impuestos a las multinacionales petroleras y mineras y en pagar la fraudulenta deuda externa que en los salarios de los trabajadores, los jubilados, los desposeídos, o en los presupuestos para salud, vivienda o educación. ¿Después de la pandemia los capitalistas dejarán de priorizar sus ganancias para cuidar a la humanidad, el bienestar y el planeta? Eso es un cuento de hadas.
Que el “fondo de emergencia humanitaria” comience por casa
En la crisis de 2008 el “coraje del G-20”, a través del Banco Mundial, el FMI y la Unión Europea, hicieron poner a todos los países el 2% del PBI mundial (varios billones de dólares) para ayudar “humanitariamente” a multinacionales y banqueros. Ese será el destino de cualquier “fondo de emergencia” que el imperialismo conforme. Y tratarán de que seamos los trabajadores y el pueblo quienes paguemos, una vez más, la cuenta de la crisis capitalista con mayores ajustes, despidos, salarios de hambre y superexplotación laboral.
El gobierno de Fernández debería dar el ejemplo luego de sus palabras en el G-20 y podría comenzar a hacer ya un “fondo de emergencia humanitaria” en la Argentina para encarar la crisis de la pandemia. Que les embargue a Roca, Bagó, Pérez Companc, Coto y demás multimillonarios un 20% de sus riquezas, para así conseguir miles de millones de dólares necesarios para salud, insumos y todas las necesidades de la emergencia. Que no se pague más un peso de la fraudulenta deuda externa a banqueros y bonistas.
Pero los únicos que “tendríamos el coraje” para tomar todas las medidas necesarias para atacar la pandemia, cuidar la salud del pueblo, terminar con la depredación ambiental y que la crisis la paguen los ricos y las multinacionales somos los propios trabajadores. No lo hará ningún gobierno de capitalistas, se llamen “neoliberales” o “populares”. Para planificar la economía en función de las necesidades de las mayorías, cuidando la naturaleza, es necesario que gobernemos los trabajadores. Dando inicio así a la construcción del socialismo, el único sistema que puede dar respuesta a la crisis de la humanidad y del planeta.