Escribe José Castillo
El día anterior al del anuncio del Indec el presidente Macri aseguró que “la inflación ya estaba bajando”. El cachetazo de la realidad llegó a las pocas horas: 2,9% en enero, superior a la de diciembre (2,6%). Y esto sucede en un mes (enero) donde normalmente la inflación debería resultar menor que la del mes previo, ya que diciembre contiene los aumentos de las fiestas.
El número resulta peor aún si vemos que los alimentos subieron 3%. Todo esto da una suba interanual récord: 49,3%, la más alta desde 1991. Y, lo más grave, es que esta tendencia no se detendrá en febrero, que trae los nuevos tarifazos en el transporte, aumentos en peajes, prepagas y educación y un nuevo incremento en los alimentos (en los primeros quince días ya subieron otro 2,8%) dando un nuevo mazazo al bolsillo popular y empeorando, sin duda, las canastas de pobreza e indigencia. Salarios, jubilaciones y planes sociales van quedando cada día más atrás frente a esta astronómica suba de precios.