Desde que Macri llegó al gobierno las tarifas de luz subieron 1.000% (diez veces) y las de luz 500% (cinco veces).
Con eso, antes de la devaluación del peso de 111 % de este año, los usuarios (casas y negocios) pagábamos el 70% del costo de generación eléctrica y el 60% del costo del gas. El gobierno les pagaba a las empresas subsidios con los que no sólo terminaban de cubrir los costos, sino que también les generaban elevadas ganancias a las concesionarias de los servicios privatizados.
Pero de acuerdo a los contratos de las privatizadas con el gobierno, los costos de la luz y el gas se calculan en dólares. Por eso al aumentar a más del doble el valor del dólar respecto del peso, los costos de la luz y el gas también subieron más del doble. Y el gobierno, de acuerdo con esos mismos contratos, está obligado a cubrir ese aumento.
Es decir, mientras los salarios de los trabajadores se hunden cada vez más por el peso de la brutal inflación, mientras se recortan cada vez más los presupuesto de salud y educación y los sueldos de los empleados públicos, se gasta cada vez más en mantener las ganancias en dólares de los buitres que controlan nuestras empresas y recursos privatizados.
¿Qué solución tiene esta locura?
Desde el FIT e Izquierda Socialista venimos reclamando la reestatización de todos los servicios y recursos naturales privatizados, empezando por el petróleo, la luz y el gas y su puesta en funcionamiento bajo gestión de sus propios trabajadores y usuarios. Con eso se terminaría este robo, eliminando las ganancias de estas empresas privadas parasitarias.
Gabriel Massa