Escribe Diego Martínez
Finalmente, sesionó el Congreso Nacional. No se trató el proyecto de impuesto a la riqueza que viene anunciando el gobierno y se rechazó el tratamiento del proyecto de ley del Frente de Izquierda Unidad sobre el mismo tema. Seguimos luchando para que esta crisis la paguen los patrones, no los trabajadores.
El cuento de la buena pipa
Hace un mes y medio que el gobierno viene dando vueltas con el asunto del impuesto a los ricos. Fernández primero argumentó que tenía que “coordinar” y “unificar” diferentes propuestas de legisladores oficialistas. Después dijo que no se podía hacer por decreto y que tenía que tratarse en el Congreso. Desde ese momento empezó una larga novela entre el gobierno y la oposición de Cambiemos acerca de cómo sesionar en el marco de la cuarentena. Finalmente se pusieron de acuerdo. El miércoles pasado sesionó la Cámara de Diputados de modo virtual, pero el dichoso proyecto del peronismo no se trató. Ni siquiera ha sido presentado en el Parlamento. Es decir, formalmente todavía no existe.
El que sí fue presentado para ser tratado sobre tablas en la sesión fue el del Frente de Izquierda Unidad, firmado por Romina del Plá y Nicolás del Caño. Es el único proyecto existente sobre el impuesto a la riqueza que propone sacarle 20.000 millones de dólares a las grandes fortunas del país. Mucho más que los 3.000 o 4.000 millones de recaudación del que supuestamente hablaría el proyecto del peronismo. A la hora que los diputados tenían que votar el orden del día, había que decidir si este proyecto se incorporaba o no al temario, y el Frente de Todos, en acuerdo con Juntos por el Cambio, votaron en contra de que se discuta. Una verdadera vergüenza que muestra el doble discurso del gobierno.
El oficialismo actuó de forma muy rápida, sin esperar el funcionamiento de ningún Congreso, para pactar un ajuste sobre el salario de los trabajadores en cuarentena con las patronales, la oposición y la burocracia sindical y subsidiar a las patronales. Pero es extremadamente “lento” para sancionar un proyecto de ley que permita rápidamente recaudar fondos para dar mayor asistencia social a los sectores populares y fortalecer el sistema de salud para enfrentar la pandemia.
¿Por qué no se vota el impuesto a las grandes fortunas?
Distintas son las razones que se esgrimen acerca de por qué este proyecto está “cajoneado”.
Desde el gobierno sostienen que solo quieren tratar temas en los que hubiera “consenso generalizado con la oposición”. Coinciden por la vía de los hechos con Cambiemos en evitar la confrontación con empresarios como Galperín, Roemmers, Brito, o Paolo Rocca, que no solo se vienen enriqueciendo enormemente con fabulosas ganancias a costa del sacrificio de los trabajadores de sus empresas, sino que “gambetean” el pago de cualquier tipo de impuestos, haciendo todo tipo de maniobras para transferir sus ganancias a paraísos fiscales. Ese es el caso de Techint, que tiene su sede legal en Luxemburgo.
Son estas mismas empresas las que argumentan que si se agrega este impuesto a otros que ya pagan habría una situación de “confiscación general” hacia ellos. Una verdadera burla en un país como la Argentina, en donde la mayor recaudación viene del IVA, que lo aporta mayormente el pueblo trabajador al pagar un 21% por cada producto que compra.
La dilación en la presentación del proyecto no solo tiene que ver con el rechazo del sector mayoritario de Cambiemos y la oposición del empresariado, sino con lo que hizo y hace el propio gobierno, que cede cada vez más a las presiones de las grandes patronales y multinacionales. Según distintas versiones, y en varios medios, dicen que “tampoco en el Congreso la postura es unánime en favor de este gravamen dentro del oficialismo. Allí se escudan en que no han recibido una orden para empujar el tema por parte del Poder Ejecutivo, más allá de las palabras de Alberto Fernández en las que dijo que apoyaba la idea” (Infobae, 1°/5/2020).
El presidente viene bajando aceleradamente el tono de sus declaraciones, o mejor dicho va quedando más en claro su doble discurso. Así como hizo con otros temas (pasó de hablar de “nacionalización del sistema de salud” a la mera “coordinación entre el sector privado y el público”, o dijo que iba a perseguir a los “vivos” que aumentan los precios y no toma ninguna medida para sancionar a quienes violan los precios máximos) lo mismo viene sucediendo con el impuesto a las grandes fortunas y ganancias de las empresas. Pasó de decir “que es la hora de que las empresas ganen menos” y anunciar el citado impuesto, a hablar de un “aporte solidario para contribuir a morigerar los efectos de la pandemia”. Este “aporte” podría incluso llegar a ser un “préstamo” porque, según señalan algunas fuentes provenientes del empresariado, aceptaría esta medida a cambio de que se cobre “a cuenta” del futuro impuesto a las ganancias.
¡Basta de dilaciones! ¡Que se imponga ya el impuesto a las grandes fortunas!
La situación que vive el país es alarmante. No se puede seguir esperando para tomar medidas urgentes que permitan solucionar la crisis social y fortalecer el sistema de salud. Según distintas encuestas, entre 75% y 80% de la población apoya el impuesto a las grandes riquezas. El gobierno podría aprovechar el gran respaldo popular que tiene esta medida para aplicarla de manera inmediata. Pero prefiere seguir beneficiando a las grandes patronales que se aprovechan de la crisis de la pandemia para continuar sacando su tajada. Desde Izquierda Socialista seguiremos luchando para que esta crisis no la paguen los trabajadores sino los que más tienen, los grandes grupos económicos que se vienen beneficiando con las políticas del peronismo, la UCR y PRO en los últimos años. Continuamos exigiendo un fondo de emergencia basado en el no pago de la deuda externa y el impuesto a las grandes fortunas.