Editorial
Muchos compañeros vieron con simpatía la medida del gobierno de Alberto Fernández de la intervención y el envío al Congreso del proyecto de expropiación de la gran empresa agroexportadora Vicentin. Mucho más cuando, casi simultáneamente, apareció el coro de la Sociedad Rural y otras patronales oponiéndose bajo el planteo de que se estaría “violando la propiedad privada”. Sin dudas, la empresa debe ser expropiada y estatizada al 100%, bajo control de sus trabajadores. Pero, al mismo tiempo, el tema expuso todos los abusos, robos que circulan en el llamado “agronegocio”. Lo de Vicentin puso sobre la mesa cuál es la salida de fondo: echar a todas las multinacionales del agronegocio y nacionalizar el comercio exterior.
Mientras tanto, sigue avanzando la negociación de la deuda externa con los pulpos acreedores. Independientemente del día en que se produzca “el cierre final” del acuerdo, el gobierno se sigue “acercando” a la propuesta de pulpos como BlackRock, lo que quiere decir que se terminará aceptando pagar mucho más que lo que se propuso originalmente. En síntesis, no solo se siguieron pagando vencimientos de deuda durante la cuarentena, sino que se avanza con un panorama donde se pagará más a futuro. Mucho más si contamos que todavía faltan “renegociar” las deudas bajo legislación local, las de las provincias y, la más grande, la del FMI, que vendrá unida a las exigencias de ajuste estructural. Sigue estando planteada, y más aún en medio de la pandemia, que la única salida es la que propusimos desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, dejar ya mismo de pagar la deuda externa, romper con el FMI y cobrarle un impuesto a las grandes fortunas y ganancias, tal como expone nuestro proyecto, para poner todos esos recursos al servicio un fondo de emergencia que atienda las más urgentes necesidades populares.
Mientras estas son las discusiones “por arriba”, por abajo, en el conjunto del pueblo trabajador, crece el malestar en el marco de la pandemia del coronavirus. Cada día más trabajadores están preocupados porque las patronales los obligan a volver a sus puestos sin garantizarles las medidas sanitarias, o por el riesgo al viajar en el transporte público, mientras siguen subiendo los contagios y aún no se llegó al pico en el AMBA. Millones le suman a esto que el dinero no les alcanza mientras se extiende la reducción de 25% a los salarios en blanco. A eso se le agrega que ahora quieren pagar el aguinaldo en cuotas. Otros suman la desesperación por haber sido despedidos. Y están, además, los que no tienen ingresos y, obviamente, no pueden vivir con los 10.000 pesos de la IFE. Se autorizó además que las suspensiones sean por más de 75 días, violando la propia Ley de Contrato de Trabajo. Según un estudio de la Universidad Católica, entre los que trabajan en blanco, en negro y los monotributistas se han perdido 900.000 puestos de trabajo. Los jubilados continúan ajustados y el gobierno extendió los “aumentos por decreto” hasta fin de año. La miseria y la falta de comida son cosas de todos los días, y va en aumento.
Todo esto se sostiene a partir del pacto entre el gobierno, las patronales y la burocracia sindical. La cúpula de la CGT cumple su rol traidor en todo esto. Avala las bajas salariales, acuerda, e incluso le hace eco a los planteos de las patronales de abrir nuevas actividades, se reúne con el FMI, deja que pasen los meses sin que se reabran paritarias. Y, sobre todo, deja aislados a los trabajadores que, en medio de todo esto, salen a pelear. Y no fueron pocos. Con la movilización demostraron que se puede ganar, como sucedió con los mineros de Andacollo. O los que siguen peleando, como en Córdoba, en Penta, etcétera.
Por eso resulta tan importante que el Plenario Sindical Combativo haya realizado una convocatoria virtual masiva como la del 27 de mayo, con muchos compañeros que se sumaron sin haber participado previamente. El Plenario Sindical Combativo, convocando y apoyando a las nuevas direcciones que van surgiendo para que se fortalezcan, rodeando de solidaridad a las luchas y buscando coordinarlas para que ganen, planteó la gran tarea pendiente: barrer a la burocracia sindical traidora y construir una nueva dirección para la clase trabajadora, democrática y combativa. En este marco, el próximo 16 realizaremos una gran jornada nacional de lucha por un salario igual a la canasta familiar, la reapertura de las paritarias, contra las rebajas salariales, las suspensiones y los despidos. Lo haremos en Buenos Aires, movilizándonos a Plaza de Mayo, y también en las principales ciudades del país, por supuesto manteniendo todos los recaudos y distancias sanitarias. Será una gran jornada a la que debemos invitar a todos los compañeros, mostrando que, frente a la tregua, la traición y la parálisis de la burocracia de la CGT y las CTA, el Plenario Sindical Combativo se postula para encabezar esta gran tarea.