Escribe Diego Martínez
A partir de la nueva movilización convocada el 17 de agosto por sectores reaccionarios, y fogoneada por Juntos por el Cambio, se volvió a abrir el debate sobre el “avance de la derecha”. La polémica se profundizó a raíz de los dichos de Duhalde sobre un posible golpe de Estado. El gobierno se excusa en estos hechos para justificar que no da respuestas a la grave crisis social que estamos atravesando y llama a apoyar a su gobierno. ¿Qué implica en lo concreto ese apoyo?
La marcha del pasado 17 de agosto contó con la presencia de la jefa de PRO, Patricia Bullrich, quien cínicamente habló en nombre de los “miles de trabajadores que no tienen trabajo por la cuarentena” (Página/12, 18/8). La realidad es que la composición de las marchas estuvo muy alejada de expresar a sectores populares y de trabajadores. Es que todavía está muy fresco el recuerdo de la política de brutal ajuste llevada adelante por el gobierno de Macri. Las movilizaciones del 17 fueron expresiones minoritarias de sectores reaccionarios que se movilizaron en contra de la cuarentena, de la reforma judicial y del “comunismo”.
Distintas alas del peronismo utilizan el argumento de que el gobierno no puede avanzar en la toma de medidas a favor de los sectores populares porque “la derecha no lo deja”. Pero lo cierto es que mientras el gobierno tardó seis meses en presentar su insuficiente proyecto de impuesto a las riquezas y dio marcha atrás con la expropiación de Vicentin bajo la excusa de que “no daban las relaciones de fuerza ”, muy rápidamente presentó y aprobó en el Senado su proyecto de reforma judicial, que tiene por fin lograr una Justicia adepta a sus intereses, y se da una política para aprobarlo en Diputados. Es decir, cuando el gobierno tiene la clara voluntad de llevar adelante una política lo hace pese a la oposición de “la derecha”.
¿Apoyando al gobierno se enfrenta a la derecha?
La idea del “avance de la derecha” también estuvo fogoneada por las declaraciones del ex presidente Duhalde, quien salió a agitar el fantasma de un posible golpe de Estado. Queremos ser claros al respecto, descartamos de plano la posibilidad de un golpe militar en nuestro país. Las fuerzas armadas están profundamente desprestigiadas como consecuencia de la movilización democrática que se inició después de la última dictadura militar y continuó a lo largo de los años logrando meter presos a cientos de genocidas. Duhalde dijo lo que dijo para llamar a la unidad nacional entre el gobierno, la oposición patronal y todas las instituciones del régimen para frenar la movilización popular que puede crecer como consecuencia de la crisis social. Tienen miedo de que vayamos a un nuevo estallido social como el de 2001, en donde los trabajadores y los sectores populares seamos protagonistas.
El peronismo se hace eco de declaraciones que hablan del “avance de la derecha” para decir que hay que apoyar al gobierno a como dé lugar para que no vuelva Macri y entonces vayamos a un gobierno como el de Brasil. Sabemos también que hay muchos compañeros que honestamente tienen expectativas en el gobierno y piensan, como dicen algunos peronistas, que la situación extraordinaria de pandemia no permitió al gobierno llevar adelante su verdadera política en favor de los sectores populares. Es al revés. En momentos críticos como el que estamos atravesando se pone blanco sobre negro cuáles son las verdaderas prioridades de un gobierno. El de Fernández eligió privilegiar a las grandes patronales y a los usureros internacionales. Apoyar al gobierno no implica fortalecerlo para que enfrente a la “derecha”, sino que más bien en lo concreto implica darle más poder para que pacte con esos sectores. Aunque esté enfrentado con Juntos por el Cambio por la reforma judicial y tenga diferencia de matices en relación con la cuarentena, en las cuestiones más importantes el gobierno de Fernández cuenta con el apoyo de los sectores mayoritarios de la patronal, la verdadera derecha. Juntos impulsan, también en acuerdo con Cambiemos y la burocracia sindical, el ajuste en curso, que incluye rebajas salariales, congelamiento mayoritario de las paritarias y continuidad de la inflación, a lo que ahora se agrega el aumento de las naftas y la suba del dólar. Estos mismos sectores felicitaron al gobierno por el arreglo con los bonistas y ahora alientan a Fernández a que avance en el acuerdo con el FMI. Ven con buenos ojos la carta en tono “ortodoxo” que el gobierno le envió al Fondo la semana pasada. Un periodista del diario Clarín señaló al respecto: “La frase de la carta ‘tomaremos cualquier medida adicional que se requiera’ invita a pensar que allí hay una puerta de entrada, una etapa de negociaciones que después será si incluyen reformas, condicionamientos, metas” (Clarín, 30/8). Traducido, como venimos diciendo, el acuerdo con el FMI traerá más ajuste para los trabajadores. Para hacerlo pasar necesitan mantener la unidad entre el gobierno, las patronales y la burocracia con el acompañamiento de la oposición en los temas claves. En las cuestiones de fondo el gobierno y la oposición patronal actúan de conjunto.
Basta de doble discurso
El peronismo viene utilizando el doble discurso para engañar a los trabajadores. Intenta confundir a los que tienen expectativas en su gobierno y creen que Fernández puede tomar medidas distintas de las de Macri y mejorar su nivel de vida. Para camuflar su política de ajuste dicen que la relación de fuerzas “no da” para tomar decisiones que irritan demasiado a los empresarios y que lo “inteligente” es acordar con ellos. Esto implica, en lo concreto, más ajuste para el pueblo trabajador y nuevos beneficios para los empresarios.
Llamamos a los trabajadores a reflexionar sobre todo esto, mientras peleamos juntos contra los que quieren que sean ellos quienes paguen la crisis. Para nosotros la conclusión es que la salida es construir juntos una alternativa distinta de la de PRO, la UCR, el peronismo y la centroizquierda, hoy diluida en el gobierno. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad luchamos por cambios de fondo, medidas que realmente afecten los intereses de los grandes capitalistas y beneficien al pueblo trabajador para tener una vida digna. Por un gobierno de los trabajadores que termine con el hambre y la explotación.