Escribe Alfredo Leytes, concejal electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Después de sus grandes movilizaciones contra el ajuste del intendente Llaryora y el gobernador Schiaretti al comenzar la cuarentena, los municipales de la capital han vuelto a las calles. El reclamo por el que marcharon alrededor de tres mil trabajadores el lunes pasado fue por la libertad de sus detenidos, el salario, congelado durante 2020, y el rechazo al ridículo 20% en cuotas que se completaría en marzo de 2021, cargado de sumas no remunerativas. En un país y una provincia donde la inflación crece y se devalúa la moneda esto significa continuar la rebaja salarial que Llaryora aplica desde que asumió, disminuyendo una hora la jornada laboral y el correspondiente salario, además de quitar horas extras, entre otras medidas de ajuste. Esto le permite ahorrar 350 millones de pesos mensuales.
Pero no es solo ajuste salarial. También pretende reformar el estatuto municipal endureciendo las sanciones, limitando el derecho a la protesta y desarrollando una municipalidad paralela mediante los “servidores urbanos” que hacen el trabajo de los municipales a cambio de un plan social. Por eso avanza con sumarios y pedidos de cesantía. Para este ataque cuenta con el apoyo de Schiaretti, que en la marcha anterior mandó a la policía a reprimir salvajemente, dejando el saldo de ocho detenidos (dos siguen presos) y varios heridos, como la compañera Erika, baleada en un ojo.
La razón de este ataque al bolsillo y a las condiciones de trabajo es el pago de la deuda externa municipal, calculada en 150 millones de dólares. El peronismo cordobés prioriza el pago a los usureros a costa de los trabajadores y de los vecinos. Ataca al único sector que aún conserva salarios dignos, como ya lo hizo con los trabajadores de Luz y Fuerza y los de UTA.
Pero el gobierno no la tiene fácil. Las movilizaciones multitudinarias de los municipales muestran su predisposición para luchar. Sin embargo, para derrotar este ataque muchos compañeros reclaman pelear todos juntos, ya que salir separados por reparticiones resta contundencia a las medidas. También se acentúa el reclamo de que se consulte a la base para que sea ella quien resuelva cómo continúa el plan de lucha, terminando con las medidas convocadas a última hora con el argumento de que el gobierno no se entere.
Lo que es una verdadera traición es la actitud de las dos CTA y las dos CGT (sobre todo de la Rodríguez Peña, de la que forman parte) que dejan pasar el ajuste de Llaryora y Schiaretti. Los municipales en las calles se han ganado el derecho de exigirles que convoquen a medidas de solidaridad con su lucha. Si ganan los municipales ganamos todos.