Escribe Miguel Lamas
La crisis de las vacunas es mundial por estar en manos de algunas multinacionales las patentes, que así llegan en cantidades ínfimas a los países semicoloniales y en general al pueblo trabajador y pobre. Paraguay recibió 4.000 vacunas y sigue esperando, no se sabe hasta cuándo, un millón más procedentes de Rusia y otros 4,3 millones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no está enviando prácticamente a ninguno de los países a los que había prometido.
Y ahora Paraguay es el primero en rebelarse contra este desastre.
El pueblo trabajador, médicos, enfermeras y la juventud salieron a las calles denunciando el mal manejo de la pandemia por parte del gobierno, la faltante de vacunas y la crisis sanitaria en general, con faltas de suministros y los hospitales colapsados. Denunciando la corrupción del gobierno, que robó millones fraguando gastos de tapabocas y otros insumos. Los sectores populares exigen ¡fuera Mario Abdo Benítez!, presidente de Paraguay.
A dos horas del inicio de la protesta del viernes, los manifestantes, unos 10.000, fueron expulsados con gases lacrimógenos y balas de goma por la policía antidisturbios, lo que derivó en una batalla campal en pleno centro de la capital paraguaya, que terminó con un muerto y veinte heridos. Los enfrentamientos concluyeron con una escena insólita, los policías antidisturbios levantaron banderas blancas en son de paz tras quedarse sin municiones.
Renunció el ministro de Salud, Julio Mazzoleni. El presidente anunció este sábado cambios en cuatro ministerios de su gabinete, “en aras de la pacificación”. Y prometió “todo el esfuerzo posible para suministrar medicamentos”. Pero pocos le creen.
Entre tanto, las dos fuerzas políticas de la oposición, el Partido Liberal y el Frente Guasu, han anunciado propuestas de juicio político. El arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, pidió “cesar las hostilidades”.
En la calle, miles de manifestantes piden la renuncia de Benítez, derechista, hijo de un alto funcionario de la dictadura de Stroessner.
La lucha del pueblo trabajador paraguayo muestra el camino, solo con la movilización y la unidad se pueden imponer soluciones de urgencia, responsabilizando a los gobiernos capitalistas cómplices de este desastre y exigiendo un alto presupuesto para salud pública que paguen multinacionales, grandes capitalistas y oligarcas. Además, hay que exigir la producción masiva de vacunas por parte de un acuerdo de países latinoamericanos sobre la base de desconocer las patentes.