Desde 1993, se celebra cada 22 de marzo el Día Mundial del Agua. Sin embargo, pese a que hace ya casi treinta años que existe ese día “de concientización”, 2.200 millones de personas, casi un tercio de la población mundial, no tienen acceso a este recurso vital y otras 4.200 millones viven sin servicios sanitarios adecuados.
El agua se va transformando, cada día más, en una mercancía que hay comprar en el mercado. Llegó al extremo de que, el año pasado, empezó a cotizar en las Bolsas de valores mundiales, como el oro, la soja o el trigo.
Nuestro país no es ajeno a esta apropiación del agua por parte de las transnacionales. Poblaciones enteras ven la contaminación de ríos, lagos y lagunas, producto del uso que hacen la megaminería y el fracking. Ríos fundamentales como el Paraná son privatizados y saqueados con proyectos como el de la hidrovía. Y el pueblo trabajador ve cómo se privatiza y cierra incluso el mínimo acceso al río para esparcimiento, como sucede en la ciudad de Buenos Aires.
Por eso, el pasado 22, miles nos movilizamos a Plaza de Mayo y a las principales plazas del país. En la ciudad de Buenos Aires se realizó una importante manifestación unitaria de la que participamos con la coordinadora Basta de Falsas Soluciones y con Ambiente en Lucha. Un eslabón más en la lucha por la defensa del ambiente, que crece día a día.
Corresponsal