Escribe Reynaldo Saccone, ex presidente de Cicop
La ministra de Salud, Carla Vizzotti declaró a los medios que “el lugar en el que se están generando contagios es en el ámbito social” y “no en fábricas o en aulas… donde las actividades se rigen con protocolos… Es en los momentos de descanso, cuando bajan los cuidados” (El Economista, 01/04/2021). El ministro de Transporte, Mario Meoni, ante el tremendo hacinamiento en los trenes y colectivos dio como gran solución fijar las ventanillas para que queden abiertas y sin inmutarse agregó: “Eso es bastante sencillo, lo estamos empezando a hacer” (El Intransigente, 14/4/2021). Completando el cuadro, Carolina Castro, ejecutiva de la centenaria entidad patronal Unión Industrial Argentina (UIA) declaró a CNN Radio el 6/4/2021: “Tenemos protocolos en todas las industrias y hemos verificado que dentro de las fábricas no está habiendo contagios…Los protocolos funcionan”.
La realidad es bien diferente. En las empresas hay contagios y, además, los protocolos no se cumplen. Trabajadores contratados de seguridad del ferrocarril Roca denuncian que no cuentan con baño para lavarse las manos, ni con servicio médico; reciben un barbijo cada seis meses y no pueden usar los propios. En Toyota y Volkswagen se han registrado decenas de infectados en las últimas semanas. Por otra parte, no cede la saturación de los medios de transporte. Como dice un compañero ferroviario “cada vagón del Sarmiento en hora pico equivale a una fiesta clandestina”. Con solo multiplicar el número de vagones por formación por el número de trenes de todas las líneas se podrá tener una idea del disparate que significa culpar a las reuniones sociales de la circulación explosiva del virus.