Las y los trabajadores de salud y residentes del Hospital en Red Laura Bonaparte le torcieron el brazo al gobierno de Milei y su política de motosierra contra la salud pública. El recién asumido ministro de salud Mario Lugones decretó el cierre de la guardia, de la internación y el traslado de las y los pacientes a otros lugares, apuntando al cierre del Hospital, ya que “la salud pública no es rentable”.
Inmediatamente las y los trabajadores del Bonaparte se autoconvocaron en asamblea y decidieron la toma del hospital. Y convocaron a la más amplia solidaridad y coordinación con los demás trabajadores de la salud.
Esta solidaridad no se hizo esperar y miles de jóvenes, trabajadores, artistas, delegaciones de otros hospitales (como el Garrahan), estatales, ferroviarios, docentes, dirigentes políticos, del sindicalismo combativo y sociales, rodearon el hospital y le hicieron el aguante a la lucha. Tal fue la magnitud de la solidaridad y la firmeza de las y los trabajadores del Bonaparte, que en pocos días el gobierno tuvo que retroceder y anunciar que el Bonaparte no cerraba, se mantenían las prestaciones y no se iba a despedir a nadie. Ahora siguen alertas para que se cumpla lo anunciado y lograr que la anunciada reestructuración ni el desfinanciamiento no impliquen un achicamiento del Hospital.
Este es un gran triunfo de la lucha de los trabajadores de salud y un ejemplo a seguir para todas las luchas: asambleas, unidad, coordinación y solidaridad.
Hay que seguir exigiendo a la CGT y CTA que rompan la tregua con el gobierno y llamen a un paro y plan de lucha para derrotar al plan de Milei y el FMI.










