Escribe Ariel Napoli
Gaza es un territorio de 41 kilómetros de longitud y de entre 6 y 2 kilómetros de ancho, con una superficie total de 360 kilómetros cuadrados, 30 de los cuales forman parte de una “zona de nadie” controlada por Israel, no accesible para los palestinos. En la Franja viven dos millones de personas, es la tercera entidad política más densamente poblada del mundo después de Hong Kong y Singapur.
Casi todas las fuentes productivas de la Franja de Gaza, incluyendo fábricas, olivares, usinas eléctricas y suministro de agua, fueron destruidas por Israel.
Israel mantiene una ocupación en Gaza y controla la vida social de sus habitantes. Las fronteras y el espacio aéreo y marítimo son controlados por el ejército israelí, que está instalado en territorio gazatí e incursiona en los barrios de la franja cuando lo considera necesario. La Franja de Gaza depende de Israel en términos de agua corriente, electricidad, telecomunicaciones y otros servicios.
Desde 2007, Gaza sufre un bloqueo militar por parte de Israel y su entonces socio, Egipto. La población de la Franja no tiene la capacidad de entrar o salir de ella cuando lo desee, como tampoco se pueden importar o exportar productos libremente. Esto ha extremado la crisis social. El desempleo alcanza a 53% de la población. Tan acuciante es la situación que un informe de la ONU tuvo que reconocer que Gaza se convirtió en un territorio inhabitable. Sus heroicos pobladores, que resisten a la cobarde ocupación sionista, viven en una verdadera prisión a cielo abierto.