Escribe Mónica Schlotthauer, diputada nacional por Izquierda Socialista / FIT Unidad
Alberto Fernández dice haber “escuchado el mensaje de las urnas”. No se nota. Las medidas con las que supuestamente se les “llenará el bolsillo” a la gente son migajas. Mucho más si las comparamos con los privilegios para las patronales y el FMI.
El jefe de gabinete del gobierno del Frente de Todos, Juan Manzur, se sinceró: “que Dios nos ayude”. Se refería sin dudas a las posibilidades que tiene el gobierno de remontar la paliza electoral sufrida en las PASO. Es que, evidentemente, y por más malabares que hagan, no hay forma de engañar al pueblo trabajador. Ni siquiera apelando a nuevos slogans de campaña, buscando ser “positivos” y poniendo la palabra “sí” en cada frase, como lo recomienda su nuevo asesor de imagen catalán.
Es que ese “sí”, cuando vamos a la realidad, termina siendo sólo para los empresarios y el Fondo. Por contraposición, las necesidades del pueblo trabajador siguen recibiendo un rotundo “no”. Veamos que pasó desde el momento en que el presidente Alberto Fernández dijo haber “escuchado” el mensaje de las urnas.
En estas semanas post-PASO, el gobierno mandó al Congreso proyectos de ley con innumerables privilegios para las petroleras y gasíferas de Vaca Muerta. Anunció medidas que favorecen a las empresas del agronegocio. Presentó 35 proyectos megamineros. Le sacó todas las retenciones a las multinacionales de la industria automotriz y flexibilizó el convenio colectivo de trabajo en Toyota con la complicidad de la burocracia sindical del Smata. Sin contar el envío del propio proyecto de presupuesto 2022, todo un programa de ajuste en consonancia con lo exigido por el FMI.
Y hablando de este organismo, recordemos que, apenas unos días antes de las elecciones, se le había pagado 1.900 millones de dólares en efectivo al FMI. Y que el centro de las preocupaciones de todo el equipo económico está en cerrar el acuerdo con el Fondo, para lo que todo el gabinete económico se trasladó a Washington esta semana.
Por otro lado, las medidas a favor de la clase trabajadora no sólo son insuficientes, sino un chiste. Se incrementó el salario mínimo de 29.000 a 32.000 pesos, monto que se terminará de completar en diciembre. ¡Un salario “mínimo, vital y móvil”, que estaba por debajo de la línea de indigencia! En el otro extremo de la escala salarial, se anunció la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias de 150.000 a 175.000 pesos. Además del hecho de que, como dijimos mil veces, el salario no es ganancia y dicho impuesto tendría que derogarse. Decimos “se anunció” porque la AFIP todavía no lo reglamentó y por lo tanto, los trabajadores que cobran 150.000 pesos todavía este mes siguen sufriendo esos descuentos. Podríamos sumarle un par de medidas más, todas con cuentagotas. Ni siquiera se han implementado aún lo que se rumoreó, de un IFE acotado, o un bono para los jubilados que cobran la mínima.
Las comparaciones saltan a la vista: millones de dólares de beneficios y privilegios para las patronales y el FMI y sólo monedas para el pueblo trabajador. Acá se acaba cualquier doble discurso. El peronismo de conjunto, sean “albertistas”, “kirchneristas”, “massistas”, gobernadores o intendentes del conurbano bonaerense, no ofrece ninguna salida a las más que urgentes necesidades del pueblo trabajador. Más allá del reparto de algunos bienes, que se hacen en clave de desesperación electoral.
Por eso te decimos que tu voto debe ir al Frente de Izquierda Unidad. Porque somos los únicos que decimos que proponemos priorizar de verdad a los trabajadores y a los sectores populares. Suspendiendo inmediatamente los pagos de la deuda, poniendo un real impuesto a las grandes fortunas y haciendo que todo ese dinero vaya a salario, jubilaciones, empleo, salud, educación y vivienda.