Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
A casi un mes de la invasión, el ejército ruso, que bombardea ciudades, no logró tomar Kiev ni Jarkov, las principales ciudades ucranianas.
En la última semana los ataques se centraron en Mariúpol, una de las principales salidas marítimas de Ucrania, podrían tomar esa ciudad. Pero Mariúpol es el gran símbolo de la resistencia ucraniana. Los bombardeos sistemáticos han casi destruido la ciudad. Pese a ello, Moscú tuvo que reconocer que murió en combate Andrei Palit, el subcomandante de la Flota rusa del Mar Negro.
Hay un estancamiento del avance militar ruso. Esto se debe fundamentalmente a que los invasores se estrellaron contra una poderosa resistencia popular, junto a la de las Fuerzas Armadas ucranianas. Centenares de miles de combatientes de todas las edades, también mujeres, se han incorporado a la defensa contra los invasores. Y según una información reciente de la frontera ucraniana, además de los más de tres millones de ucranianos y ucranianas que salieron del país, ¡ingresaron a Ucrania más de 100.000 personas de comunidades ucranianas de Europa y América para unirse a la resistencia armada contra el invasor!.
Rusia no logra apoyo en ningún sector de la población, tampoco en el 30% de habla rusa. El único apoyo ruso es sólo en la región, en las pequeñas repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk (3,6 millones de habitantes, con importante población de migrantes rusos), separadas de Ucrania desde 2014, reconocidas sólo por Rusia y también armadas por Rusia.
Ante ese panorama de rechazo masivo a la invasión rusa, aun en el caso de que los rusos lograran tomar Kiev y otras ciudades, e intentaran instalar un gobierno títere, difícilmente logren quebrar la resistencia popular.
Rusia imperialista
La guerra mostró al mundo el carácter capitalista e imperialista en expansión de Rusia. Putin se propone restaurar el imperio ruso zarista. Para eso fue la invasión de Ucrania, y no por la “expansión” de la OTAN como fue la justificación de Putin.
Ya antes Rusia participó en diversas guerras para consolidar su imperialismo. En 1999 atacó a la república separatista de Chechenia, que se había declarado independiente de la Federación Rusa, con un saldo estimado de 50.000 muertos incluyendo el bombardeo de su capital Grozny.
En 2008 Rusia lanzó sus tropas a invadir Georgia, imponiendo la independencia de separatistas vinculados a Rusia de Abjasia y Osetia del Sur.
En el 2014 Donetsk y Lugansk se separaron de Ucrania con el apoyo militar ruso. Y Rusia anexó Crimea, también territorio ucraniano.
En el 2015 los aviones y tropas de Putin fueron enviados a Siria para apoyar al dictador genocida Bashar al-Assad, e iniciaron una de las campañas más sangrientas que había tenido la larga guerra en el país árabe hasta ese momento. Ciudades enteras, como Alepo, fueron bombardeadas hasta las ruinas. Las cifras de muertos en la guerra siria pasaron las 400.000 personas.
Por otra parte, los oligarcas rusos amigos de Putin, que se adueñaron de las empresas estatales en la restauración capitalista en los noventa, están entre los más ricos del mundo, y muchos de ellos con importantes inversiones en Gran Bretaña y otros países de Europa.
La OTAN y Rusia
Por su parte Estados Unidos, los imperialismos europeos y su brazo armado de la OTAN, se han limitado a algunas sanciones económicas, que harán pagar en sus consecuencias a los trabajadores, a enviar algunas armas. Pero dejaron solo al pueblo ucraniano en su lucha contra el invasor. Los gobiernos ucranianos, anteriores a Zelensky, habían solicitado en el 2008 y 2014 ingresar a la OTAN, pero no fueron aceptados. Es decir, en los hechos Estados Unidos y sus aliados imperialistas de Europa Occidental dejaron actuar a Rusia en su “patio trasero” ucraniano, como lo dejaron actuar en Siria. Ahora simplemente utiliza la invasión para fortalecerse, aumentar gastos en armamentos y tratar de lograr apoyo popular a la OTAN, supuestamente para “defender a Europa”.
Pero la OTAN jamás ha defendido a ningún pueblo de invasiones ni de dictaduras. Por el contrario, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN realizaron decenas de invasiones, entre ellas Vietnam, Irak y Afganistán, y continúan apoyando, desde hace setenta años, la ocupación sionista de Palestina, y también el genocida ataque de Arabia Saudita contra Yemen.
¡Fuera Putin y sus tropas de Ucrania! ¡Viva la resistencia popular ucraniana a la invasión! ¡No a la OTAN y al imperialismo yanqui!
La heroica resistencia del pueblo ucraniano y la solidaridad internacional con esa resistencia, incluyendo a grandes sectores del pueblo ruso que se oponen a la guerra, son hechos importantísimos que pueden derrotar al imperialismo ruso. Esto fortalecerá la lucha de los pueblos del mundo. Pero, junto a la campaña por apoyar la resistencia popular contra los invasores rusos, hay que denunciar a los imperialistas de Estados Unidos y la OTAN por sus crímenes pasados y presentes, y plantear en cada país la ruptura con la OTAN y los pactos militares con Estados Unidos e imperialistas europeos.