Escribe Claudio Funes
El martes 10, decenas de columnas, de las casi cuarenta organizaciones sociales combativas que integran la Unidad Piquetera, partieron de distintas provincias para ingresar el próximo jueves 12 a la ciudad de Buenos Aires por tres puntos: por Retiro lo harán las columnas que partieron desde el noreste (NEA) y noroeste (NOA) argentino; por Once las provenientes de las provincias de Cuyo y Neuquén y por Constitución las que marcharon desde La Patagonia, el interior de la provincia de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. Desde esos tres barrios convergen, alrededor del mediodía, en Plaza de Mayo “Por trabajo y por salario; contra el hambre y la pobreza”.
Son los mismos reclamos de fondo que le hicieron llegar al ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, durante el acampe de 48 horas en la avenida 9 de Julio, a fines de marzo, y que les fueron tajantemente rechazados. Es que el gobierno de Alberto Fernández se aferra a su pacto de ajuste con el FMI y por ello se niega a aumentar los cupos para planes sociales e incrementar los montos del plan Potenciar Trabajo. Ni hablar de brindar una solución de fondo al problema de la falta de puestos de trabajo.
Con la batuta de la economía nacional en manos del Fondo, la crisis social continúa profundizándose y el gobierno se vio obligado, por el gran descontento popular, a otorgar un nuevo bono, 18.000 pesos -a cobrar en dos cuotas 9.000 pesos en mayo y junio-. Más de 14 millones de personas lo han solicitado, haciendo colapsar la página de la Anses. Sucede que, como consecuencia del ajuste, no cesa el deterioro del poder adquisitivo de los hogares de menores recursos. La suba de precios de los alimentos en los barrios populares es feroz, estos escalaron un 31,5% durante el primer cuatrimestre. (BAE Negocios, 04/05/2022)
El “refuerzo de ingresos” es totalmente insuficiente, ya que la situación de los millones que lo perciben volverá a deteriorarse a partir de julio. Los bonos son solo parches que consolidan la pobreza.
A los movimientos de desocupados combativos los asiste la razón cuando reclaman puestos de trabajo genuinos sin precarización laboral; un salario igual a la canasta familiar y un aumento de emergencia para que ningún trabajador ni jubilado esté por debajo de la canasta de pobreza. Cuando exigen aumento inmediato de los programas sociales y su apertura para todo aquel que lo necesita; la asistencia a comedores populares, acceso a una vivienda digna, por salud y educación pública de calidad.
Izquierda Socialista hace suyas las demandas de la Marcha Federal y se solidariza con la lucha por conquistarlas.
Mientras, manifestamos que la generación de trabajo genuino es posible, hoy mismo, como señala el proyecto de Ley presentado por el diputado Giordano y la diputada Schlottauher, ambos de Izquierda Socialista/FIT Unidad: solo con lo destinado en los últimos meses al pago de Deuda Externa se puede realizar un plan de construcción de 500.000 viviendas populares y brindar trabajo a más de 2.000.000 de personas directamente, además de empleos indirectos. Reclamamos que el gobierno rompa su pacto con el FMI, deje de pagar la ilegítima, ilegal y saqueadora Deuda Externa, y destine esos fondos a resolver, entre otros, los problemas de empleo y salario que sufrimos toda la clase trabajadora.
En el primer trimestre de este año aumentó la pobreza. Con el gobierno del Frente de Todos y el FMI es una tendencia que continuará junto a la inflación. Un informe del IAE, de la Universidad Austral, proyecta que a las elecciones de 2023 se llegará con 50% de pobreza. (cronista.com, 5/5/2022)