Escribe Mariano Barba, dirigente de Izquierda Socialista/FIT-Unidad.
El Ministerio de Capital Humano encabezado por Sandra Pettovello firmó un convenio de colaboración con Miguel Schiavone rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) para "optimizar" las actividades de políticas públicas.
El objetivo responde a una maniobra pedida por el gobierno ultraderechista de Milei para dibujar los datos de la pobreza en nuestro país. A comienzos de diciembre, más precisamente el día 7, y como lo hace cada trimestre, la UCA anunció públicamente que la pobreza en el tercer trimestre del año fue del 46,8% (unos 22 millones) y la indigencia del 16 % (7,4 millones). Luego del acuerdo firmado el martes 17 con el Ministerio de Capital Humano, decidió sorprendentemente reducir el índice de pobreza al 38,9%, o sea de un día para otro dejaron de ser pobres 4 millones de argentinos; y la indigencia la bajaron de un plumazo al 8,5 %, o sea a la mitad que diez días atrás. Es muy burda la maniobra como para pasar desapercibida. Responde a la necesidad que tiene el gobierno de anunciar buenas noticias, aunque estas solo sean un dibujo que no responde a ningún cambio real, solo es propaganda para conservar a su electorado.
Los gobiernos patronales que precedieron a Milei también manipularon los índices de pobreza. Sucedió en 2013, bajo el gobierno de Cristina Kirchner, ya que cuando las mediciones mostraban el crecimiento de la pobreza, la presidenta decidió suspender la publicación de estadísticas, y en paralelo anunció que nuestro país tenía menos pobres que Alemania. En ese momento, ante la falta de datos, cobró importancia la medición que hacía la UCA. En el 2016, bajo la presidencia de Macri, tras su consigna de “pobreza cero” se volvió a determinar un nuevo cambio metodológico en el Indec a fin de iniciar su mandato con un dato alto de pobreza y luego ir mostrando que bajaba. Lo que nunca logró.
En este 2024 se repite la manipulación de las estadísticas con el acuerdo entre Milei y la UCA. En febrero, el índice de pobreza de la UCA registraba una pobreza del 57,4% por la devaluación de Milei del 118 % de diciembre 2023, la motosierra en el gasto público y la parálisis de las obras. En ese momento Milei, enojado, atacó la medición de la UCA diciendo que era un “dibujo”. Pero en adelante el gobierno comenzó a negociar con esa universidad privada (que recibe un considerable aporte del gobierno para sus gastos de funcionamiento) para que deje de publicar los datos de la extrema pobreza que padece nuestro país. Y finalmente “arregló” la “corrección” de la última semana donde la bajan abruptamente.
La extrema pobreza y la caída de los salarios
La realidad muestra lo opuesto de lo que están dibujando Milei y la UCA. Los salarios perdieron, en promedio, entre el 16 % y el 20 % del poder adquisitivo en los distintos convenios colectivos desde que asumió Milei. La burocracia sindical es cómplice de esta caída, ya que firmó convenios a la baja, y la cúpula de la CGT aceptó que, en la administración pública, el salario suba el 1 % mensual los últimos tres meses del año. En esta semana, el gobierno está vetando un acuerdo paritario del sindicato de camioneros del 8% para tres meses, acuerdo que incluso estaría por debajo de la inflación acumulada en esos tres meses. La caída del poder real de los salarios se nota en la caída interanual del 15 % de las ventas en los supermercados.
También los jubilados sufrieron el veto de Milei apoyado por diputados radicales, peronistas y del PRO, de un miserable incremento del 8% que mejoraba un poco su jubilación de indigencia, con el agravante que desde este mes les cobran los medicamentos. El promedio de los alquileres subió un 50 % por encima de la inflación del último año, lo que achica el poder adquisitivo del salario para alimentos. Los servicios como el transporte, la luz, el gas y el agua subieron entre el 300 y el 500 %, profundizando la pobreza de los asalariados de niveles más bajos. La mejor muestra de la pobreza y la indigencia es el Salario Mínimo Vital y Móvil que fue fijado antes de navidad en 279.718 pesos; mientras la canasta básica medida por los trabajadores de ATE Indec indica que una familia tipo que vive en el AMBA necesita para vivir un ingreso mínimo de 1.576.284 pesos, es decir casi seis salarios mínimos. Por último, la desocupación “oficial” según el Indec subió un 56 %, pasando de 4.78% al 7.5 %. La caída en la producción y la recesión están profundizando la desocupación. Este porcentaje, que de por sí es muy grave, no contempla la subocupación o trabajo precarizado que se aproxima a uno de cada dos trabajadores, es decir avanza la precarización laboral y la pérdida de derechos.
Ninguno de los partidos patronales dice cómo salir de esto, ni les interesa que haya estadísticas verdaderas. Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda, proponemos como salida alternativa un plan económico obrero y popular de emergencia, opuesto a la motosierra de Milei y al que aplican los gobernadores. Y opuesto también al proyecto del peronismo. Un plan que empiece con el no pago de la deuda al FMI y a los buitres acreedores, terminar con los despidos, recuperar las empresas privatizadas y que la explotación de las riquezas quede en el país y no en los grandes empresarios, las multinacionales y bancos; y con esa plata combatir los males sociales y dar un aumento salarial de emergencia a ocupados y jubilados.