Escribe Nicolás Nuñez
Uno de los puntos más fuertes de “Argentina, 1985” es la representación del testimonio de Adriana Calvo Laborde. La actriz Laura Paredes interpretó sus palabras desde el mismo exacto lugar en el que Adriana, con los nueve milicos acusados sentados a su espalda, dio cuenta de cómo había parido a su hija en el patrullero en el que la trasladaban de un centro clandestino a otro. Sin embargo, justamente ella, su hija, Teresa Laborde, en estos días dio cuenta de que la película se toma una “licencia” en el guión con la que no acuerda, dado que su madre aún después de todo lo padecido y a diferencia de lo enunciado por la actriz en la película, nunca se fue del país.
El de 1985 no fue su primer testimonio, sino que también lo había hecho ante la Conadep, y desde entonces no fue su último aporte a la lucha contra la impunidad. Fue cofundadora en 1984 de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y una figura clave en la pelea por el avance de los juicios a los genocidas. Durante los gobiernos peronistas kirchneristas fue permanente su presencia en la lucha contra la impunidad y la represión, y por la aparición con vida de Jorge Julio López. Adriana falleció en 2010, pero esta película viene a ratificar que sigue presente en cada paso que da en nuestro país la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia.