Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora porteña electa Izquierda Socialista/FIT Unidad
En Argentina se estima que hay veinticinco millones de mujeres y, según el Indec, la mitad se encuentra en situación de pobreza. Cerca de cuatro millones de ellas ni siquiera logran cubrir lo que se necesita para comer, es decir que están bajo la línea de indigencia. Esta realidad por la que transitan millones, lejos está de ser transformada por las políticas del gobierno peronista del Frente de Todos. Es más, al ritmo de la inflación, de los aumentos de tarifas y el ajuste en los programas sociales, se profundizará. El presupuesto 2023 con “perspectiva de género” votado en el Congreso por peronistas, radicales, kirchneristas y de Cambiemos, trae un recorte importante en áreas particularmente sensibles para las mujeres y disidencias como Educación y Salud. Recorte que exigen desde las oficinas de Washington y que el superministro Massa cumple a rajatabla. La letra del acuerdo firmado con el FMI que contrae mayor deuda externa y más ajuste para la clase trabajadora y los sectores populares.
Veamos algunos números que muestran a las mujeres como jefas de los hogares más humildes y al gobierno como responsable de esta situación. La canasta básica alimentaria que marca la línea de indigencia, actualmente es de 62.105 pesos para una familia de cuatro integrantes. La jubilación mínima (mayoría mujeres) asciende a 60.124 pesos. No alcanza para salir de la indigencia. El Programa Acompañar, destinado a mujeres e integrantes del colectivo LGBTI+ en situación de violencia de género, equivalente a un Salario Mínimo (llegará a 69.500 pesos en marzo de 2023) es solo por seis meses. La Asignación Universal por Hijo (AUH) donde la mayoría de las titulares son mujeres, es de 9.795 pesos. Una verdadera miseria.
Al respecto, nada ha hecho el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad (que debería bregar por el bienestar de las mujeres y disidencias) para terminar con las violencias de género, entre las que se encuentra la violencia económica. Hasta la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala en sus declaraciones que la pobreza impacta más gravemente sobre las mujeres. Pero ni antes Elizabeth Gomez Alcorta ni ahora Ayelén Mazzina dan respuesta al aumento de la feminización de la pobreza. Es más, acompañan el recorte de los planes sociales que anuncia de manera rimbombante Victoria Tolosa Paz, al frente de la cartera de Desarrollo Social.
Desafíos del movimiento feminista hacia el 2023
El pasado 25 de noviembre, en el marco de la movilización contra la violencia de género, organizaciones feministas de izquierda e independientes del gobierno denunciamos en Plaza de Mayo la precarización de nuestras vidas, porque el supuesto “fin del patriarcado” anunciado en enero del 2021 por Alberto Fernandez nunca llegó. Lo que continúa son los femicidios, transtravesticidios, las violaciones y la miseria como único destino para las mujeres y disidencias de nuestro país.
Desde Isadora y como parte del Frente de Izquierda Unidad denunciamos las políticas que llevan adelante tanto el gobierno nacional como la oposición patronal de Macri, Bullrich y Larreta. Siguen en su “grieta” por arriba pero para ajustarnos acuerdan en todo. Lo mismo los liberfachos de Millei y Espert que se presentan como distintos pero buscan arrasar con todos nuestros derechos, incluido el derecho al aborto conquistado con la #MareaVerde.
Por eso, hacia el 2023 las mujeres y disidencias debemos seguir por el camino de la movilización independiente del gobierno y de los partidos patronales que avalan el ajuste. Y en el plano político electoral, hay que fortalecer al Frente de Izquierda Unidad que viene impulsando en el Congreso y en las calles la pelea por cada uno de nuestros derechos con un programa alternativo, feminista y socialista.