Escribe Adolfo Santos, fue miembro del PST y hoy es dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
En el marco de la movilización para reafirmar nuestro compromiso contra la impunidad de ayer y de hoy, este 24 de marzo también marchamos para recordar y rendir homenaje a la memoria de las más de cien compañeras y compañeros asesinados y desaparecidos de nuestra corriente. Eran jóvenes, estudiantes, delegados, dirigentas y dirigentes políticos, incansables constructores del glorioso Partido Socialista de los Trabajadores (PST), antecesor de Izquierda Socialista.
Con una política al servicio de la clase trabajadora y el socialismo, el PST fue un baluarte en la lucha contra el “pacto social” con los empresarios, para ajustar a los trabajadores, que implementaban los gobiernos peronistas desde 1973. Desde esa trinchera combatimos a la burocracia sindical, que era un agente del gobierno entre las y los trabajadores, de Cámpora primero y Perón después. Por eso, no es casual que los primeros ataques a nuestro partido hayan comenzado antes del golpe de 1976.
En la madrugada del 7 de mayo de 1974, sufrimos el primer asesinato, cuando nuestro compañero Inocencio “Indio” Fernández salía de su casa en Maschwitz para ir a su trabajo en la fundición Cormasa, donde era subdelegado y se enfrentaba a la burocracia de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Fue asesinado con un tiro de Itaka que le destrozó el pecho y su cuerpo semicalcinado, envuelto en un colchón incendiado, apareció en Campana.
Unos días después, el 29 de mayo, un grupo armado integrado por miembros de la Triple A y de la burocracia sindical de la UOM, atacó a balazos el local del PST de la localidad de Pacheco. En un hecho que tuvo repercusión nacional y quedaría recordado como “La Masacre de Pacheco”, fueron asesinados tres compañeros de reconocida actividad política sindical. Era la reacción fascista contra la combativa vanguardia de la zona norte, en donde el PST tenía influencia en una amplia franja del movimiento obrero.
Así sucedieron los primeros intentos de las bandas fascistas, integradas por sicarios de la burocracia sindical y sectores del gobierno peronista, para detener el fuerte ascenso obrero y popular iniciado con el Cordobazo que le impedía aplicar los planes patronales al gobierno peronista. En 1974, comenzaron a actuar con inusitada violencia contra la Juventud Peronista, los Montoneros y la izquierda entre quienes el PST cumplía un papel destacado en el enfrentamiento al gobierno y a la burocracia sindical. A fines de ese año, otros tres compañeros serían asesinados en un mismo día, entre ellos Cesar Robles, dirigente nacional de nuestro partido.
En septiembre de 1975 ocho militantes del PST de La Plata fueron secuestrados, torturados y fusilados. La nueva masacre por parte de las bandas fascistas, buscaba amedrentar al activismo que venía protagonizando una serie de importantes luchas. Petroquímica Sudamericana, Propulsora Siderúrgica, Astillero Río Santiago, reparticiones estatales y trabajadores y estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), eran un ejemplo de organización y lucha. En esos enfrentamientos, la militancia del PST tuvo una importante participación, de forma directa o impulsando la solidaridad obrera, estudiantil y popular con la perspectiva de luchar por una Argentina y un mundo socialista.
En marzo de 1976 llegaron los largos años de dictadura militar donde el PST continuó resistiendo junto a la clase trabajadora en la más estricta clandestinidad. Cambiaron las condiciones de militancia, fuimos proscriptos y perseguidos, pero continuamos en las luchas sindicales, editamos nuestro periódico y participamos de las restringidas posibilidades de reorganizar el movimiento obrero y los organismos de derechos humanos. Fue una actividad difícil que nos costó más de un centenar de vidas de valiosas y valiosos compañeros. Los recordamos con orgullo y decimos que fueron grandes, no por sus méritos personales, que sin duda los tenían, sino porque ofrecieron sus vidas al servicio de un proyecto inmenso, la lucha por la construcción de una Argentina y un mundo socialista.