Escribe Pilar Barbas, dirigenta nacional de la Juventud de Izquierda Socialista/FIT Unidad y secretaria FUA (Federación Universitaria Argentina)
Mientras Javier Milei siga siendo presidente, las universidades nacionales públicas y gratuitas como las conocemos corren un gran peligro.
El gobierno nacional pretende ahogarlas de presupuesto para avanzar en su plan: el arancelamiento o la profundización de la búsqueda de recursos propios, que les permite, mediante la Ley de Educación Superior (LES) menemista, hacer acuerdos o convenios con multinacionales. ¿Y qué pasará con las universidades que no les parezca rentable a su lógica de mercado? ¡Afuera! Directamente se cerrarían. Como las cinco universidades nacionales que iban a abrir y directamente el gobierno anuló su apertura.
La Marcha Educativa Federal marcó el camino
La histórica jornada del 23 de abril, con más de un millón de personas en todo el país, mostró que la educación pública y gratuita es un derecho que el pueblo trabajador en Argentina no está dispuesto a perder. La marcha excedió la convocatoria de la comunidad universitaria y fue masiva y unitaria. Demostró que ese es el camino a seguir para tirar el plan de ajuste de Milei. Después de esa movilización, el gobierno se vio obligado a llamar a una reunión con los rectores para dialogar, algo que previo a la movilización se había negado. En esa reunión ofreció un paupérrimo aumento del 70%, exclusivamente sobre el presupuesto de funcionamiento que equivale solo al 4% del presupuesto total, lo cual queda muy lejos de lo necesario para funcionar y no soluciona el problema global del presupuesto que es destinado a salarios docentes y no docentes, quienes en estos cinco meses del gobierno de Milei han perdido el 30% de su poder adquisitivo. Sin salarios docentes y no docentes no hay universidad.
Días después, la nefasta Ley Bases negociada con diferentes espacios políticos apareció en escena. Pero esta vez sin que sean incluidas las universidades en las instituciones que el gobierno puede intervenir y sin que sea declarada la educación como servicio esencial, lo que atentaría con el derecho a paro de docentes y no docentes. Estas son pequeñas conquistas de la movilización, pero sin dudas esto es el comienzo. Lejos de cerrar el conflicto con la movilización del 23 de abril la pelea sigue abierta, porque el gobierno nacional no destinó ni el presupuesto necesario para el funcionamiento de las unidades académicas, ni para los salarios, ni aumentó ni otorgó las becas estudiantiles necesarias. El pliego de reivindicaciones sigue siendo el motor de la lucha que tenemos que seguir impulsando en defensa de nuestras universidades.
Desde la Juventud de Izquierda Socialista (JIS) pensamos que el camino sigue siendo la construcción de un plan de lucha unitario junto a nuestres docentes y no docentes hasta conseguir el presupuesto. Mientras seguimos exigiendo a las conducciones estudiantiles de las federaciones y centros de estudiantes, en manos de la Franja Morada (UCR) y el peronismo (Cámpora, Miles, JUP, Mella, etcétera), que convocaron la movilización unitaria del 23 que sigan impulsando instancias de participación, con nuevas convocatorias a asambleas y acciones de lucha y visibilización. La pelea por la conquista del presupuesto sigue abierta así como también el plan de lucha contra el gobierno de Milei.
Toda la comunidad universitaria tiene una parada fundamental: movilizarnos el día en que se trate la Ley Bases en el Senado y la exigencia a las centrales sindicales de la continuidad del plan de lucha con un paro de 36 horas.
Desde la Juventud de Izquierda Socialista seguiremos impulsando en todo el país la lucha en defensa de la educación pública, generando instancias de participación estudiantil y dando la pelea para conseguir el presupuesto.