Oscar Dalmacio Meza
En el partido lo conocíamos como Hijitus. Había venido de Corrientes en 1970 e inmediatamente ingresó en los astilleros Astarsa, en Tigre. En poco tiempo conquistó el reconocimiento de sus compañeros y fue elegido delegado de la sección Calderería. Lo habían reelegido poco antes de su asesinato por su actuación durante la toma del astillero el año anterior. Las deficientes condiciones de trabajo habían provocado la muerte de un compañero y Meza organizó la lucha contra la voluntad de la burocracia de la UOM que se oponía a la ocupación. Se impuso la toma y se logró un gran triunfo con la formación de una Comisión de Seguridad con participación obrera y la reincorporación de activistas despedidos anteriormente. En ese año de 1974, integró la lista de oposición en la seccional Vicente López de la UOM. Su actividad sindical estaba impregnada de un profundo sentido político y en poco tiempo, con 27 años, se había convertido en un jóven cuadro del Partido Socialista de los Trabajadores.
Mario Zidda
Había nacido en Italia y a los cuatro años llegó a nuestro país. Por eso le decíamos el Tano. Tenía apenas 22 años. Se incorporó a la lucha en 1972 en las movilizaciones de los colegios industriales siendo alumno de la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1, de Tigre. Se incorporó a la Juventud Socialista de Avanzada, a la que le dedicó sus mejores energías. Era un cuadro de la juventud y un militante del Partido. Los compañeros que compartieron sus años de militancia recuerdan su gran abnegación. El Tano defendía sus ideas y el Partido con ímpetu. Justamente, intentaba defender el amenazado local partidario de Pacheco cuando cayó asesinado por las balas fascistas.
Antonio Moses
Todo en Tony transcurrió con gran intensidad. Recién salido de la colimba, donde sirvió en la escuela de paracaidismo, ingresó a la Universidad. Inmediatamente se convirtió en activista y dirigente de la lucha contra el ingreso de la Facultad de Ciencias Exactas. Allí conoce al Partido. Se destaca por dos razones, una humana, Tony se hacía querer fácilmente, era el animador de cada lugar en que participaba. Otra política, por la responsabilidad con que asumía las tareas partidarias que se le adjudicaban. Militó en años en que nuestro partido, el PST, comenzaba a utilizar los resquicios legales después de la dictadura de Lanusse. Esas actividades imponían defender los nuevos locales abiertos y defender nuestros compañeros en las manifestaciones, Tony fue uno de los compañeros que asumió esa tarea. Pero él quería más e ingresó en la metalúrgica Wobrón en el momento en que las bandas fascistas comenzaron a atacar nuestros locales y asesinaron al Indio Fernández. Combinaba su jornada en la fábrica con la tarea de proteger el local de Pacheco, de donde fue secuestrado y posteriormente asesinado. Toda la fábrica paró pasando por encima de la burocracia. El partido perdía un jóven cuadro que en sus pocos años de militancia se había mostrado inquebrantable.