Escribe José Castillo
En medio de este ajuste salvaje, del aumento de la pobreza y la indigencia y del bombardeo publicitario del gobierno y sus periodistas amigos sosteniendo que este es “el único camino”, hemos insistido en la necesidad de un programa alternativo, basado en dejar de pagar la deuda, romper con el FMI y priorizar las más urgentes necesidades populares.
Obviamente, surge un interrogante: ¿quién puede llevar adelante este plan? Por supuesto que no esperamos que lo haga el gobierno de Milei, ultraderechista y agente directo de las grandes empresas y el imperialismo. Pero tampoco la oposición patronal mayoritaria, el peronismo. Cristina Kirchner, al igual que todos y cada uno de las y los dirigentes peronistas lo han dicho una y mil veces, y así lo hicieron cuando fueron gobierno: pagaron los vencimientos de deuda y realizaron acuerdos con el FMI, comprometiéndose a los planes de ajustes que ellos implica, como el actual, vigente a partir de la firma del gobierno de Alberto Fernández, Cristina y Massa en marzo de 2022. Más atrás, durante los 12 años kirchneristas anteriores, se pagaron 240.000 millones de dólares en concepto de deuda externa: “somos pagadores seriales”, confesó la propia Cristina cuando era presidenta.
Por eso, la puesta en marcha de un programa alternativo, obrero y popular, como el que postulamos, solo puede ser realizado por un gobierno de las y los trabajadores y la izquierda. Somos los únicos que no tenemos complicidades con los gobiernos anteriores, donde peronistas, radicales, centroizquierdistas de la Alianza, PRO o ahora libertarios ultraderechistas, siempre ajustaron al pueblo, sometiéndolo al saqueo y la decadencia.
Todos estos gobiernos fueron además los agentes de las patronales nacionales y extranjeras que nos llevaron a la dependencia y la semicolonización del capitalismo imperialista. Por eso el programa alternativo que proponemos y el gobierno de las y los trabajadores y la izquierda, deberá indefectiblemente tomar otro camino, el de la construcción del socialismo. Un socialismo que, aclaramos, nada tendrá que ver con las experiencias totalitarias que se apropiaron de ese nombre en el siglo XX (como el stalinismo o el maoísmo), pero tampoco con las caricaturas de las dictaduras capitalistas actuales que gobiernan Venezuela, Nicaragua o la actual Cuba (tan lejana a todo lo que se logró en las épocas del Che Guevara). Ni tampoco la dictadura capitalista-imperialista China. Por el contrario, el camino al socialismo que proponemos será con plena democracia para las y los trabajadores y el pueblo, planificando y gestionando a partir de la participación de todas y todos la solución de las necesidades populares.